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Moda

El multimillonario chileno que ha rescatado a Sybilla

La marca y archivo de la firma española está en manos del fundador del Museo de la Moda, heredero de una de las mayores fortunas del país suramericano

Sybilla Cedida

Si alguien tenía alguna duda de la veneración que siente el mundo de la moda por Sybilla Sorondo, la colaboración que hizo con el desfile en Madrid de Carolina Herrera la semana pasada seguro que la despejó. Wes Gordon, el director creativo de la marca americana, invitó a la española a mostrar durante el show alguna de sus creaciones, consideradas verdaderas obras de arte por los expertos. Sorondo optó por unos vestidos en rojo y negro que reversionaban los juegos de vainica de su icónico modelo «España», considerado el diseño más importante de la moda española de los últimos cincuenta años.

La aparición por sorpresa del trabajo de Sybilla fue un paso más en la consolidación de la compañía tras su regreso a la moda en 2025, después de un agrio final en 2019. Hace unos meses, la diseñadora afirmaba a LA RAZÓN: «Ha habido un respaldo económico para volver a poner en pie la empresa y arrancar, pero una vez que empezamos a funcionar tenemos que generar nuestros propios recursos». No parecía querer desvelar en ese momento quién estaba detrás de ese respaldo, pero este periódico puede confirmar ya al misterioso inversor. Se tata de Jorge Yarur, propietario del Museo de la Moda de Santiago de Chile y segundo accionista privado del Banco de Crédito e Inversión del país americano.

Yarur podría ser considerado el verso suelto de la familia Yarur y, de hecho, en el país americano sus desavenencias familiares han ocupado los titulares de los periódicos más destacados. Toto, como también se le conoce, es el hijo único de Jorge Yarur Banna quien fuera una de las figuras económicas más preeminentes de Chile en el siglo XX, al estar al frente de la empresa familiar, Yarur Manufacturas Chilenas de Algodón (la mayor empresa textil de América del Sur), y presidir el BCI. La particular personalidad de Toto le hizo desligarse desde joven de los intereses familiares e, incluso, como él reconoce, tener problemas con las drogas, poniendo en manos de su primo, Daniel, la gestión de su patrimonio. Aquella operación terminó con una demanda que sentenció a este último a devolver los más de sesenta millones de dólares que había desviado de las cuentas de Jorge.

Atelier Sybilla Pablo Paniagua

Los intereses del nuevo propietario de Sybilla parecen distar mucho de las grandes corporaciones económicas. De hecho, cuenta con un equipo que le asesora en esas decisiones y prefiere centrarse en la protección de las dunas de Concón y en su Museo de la Moda, construido en la casa de sus padres en el exclusivo barrio de Vitacura de Santiago de Chile y que él califica como «el logro que más me enorgullece». Este interés por la moda explica su acercamiento a la diseñadora española de la que ahora posee tanto su marca como su archivo.

La salida al descalabro

Yarur no es el primer propietario de la firma Sybilla. La marca ha sufrido más de un vaivén económico que le llevó incluso a estar en 2019 tutelada por un administrador concursal tras, como recogió el portal Modaes, tener en 2018 una «abultada deuda». Después de una primera etapa en los años ochenta, durante la que se convirtió en una diseñadora de nivel internacional, y su retirada a Mallorca en los noventa, momento en el que desarrolló sus licencias en Japón, en 2003 entraron como socios de Programas Exteriores (la sociedad propietaria de las marcas Sybilla y Jocomomola) Martín Varsavsky y Miguel Solís, creadores de Jazztel, cuya etapa se cerró con un concurso de acreedores. En 2014 rompió con Varsavsky y Solís para dar entrada a una inversión de 2,5 millones de euros y fichar a Cibrán Vázquez, con quien Sybilla había creado su fundación Fabrics for Freedom en 2009, con la intención de promover los tejidos ecológicos y orgánicos, pero aquella aventura tampoco salió bien.

En 2019 la firma buscaba de manera desesperada un nuevo inversor y así apareció un oculto de Yarur: Peter Raby. Él figura como administrador único de esta sociedad con sede en la calle Recoletos, 3, detrás de la cual estaba el holding chileno Hofstra que, como aparece en la querella que Yarur interpuso a su primo en 2011, le pertenece. Además, Tauro Alonso toma el nombre de la compañía Tauro, creada en 1977 por su padre. De esta manera queda aclarada la vinculación de la fortuna con Yarur con Sybilla. Hace unas semanas, además, era el propio Yarur quien hablaba por primera vez sobre esta inversión. En el periódico «El Mercurio de Chile» aparecían las siguientes declaraciones: «Esta sociedad que hemos establecido permitirá desarrollar todo su talento creativo, que se traducirá en nuevas colecciones marcadas por el color, la elegancia y la atemporalidad, además del taller de confección a medida y una serie de complementos, que incluyen bolsos y cinturones producidos de manera artesanal, hasta carteras de mano, procedentes de Japón». Según confirmaba, a ambos les une una amistad de hace años que ahora, además, se consolida a través de un negocio que ya se ha materializado a través de una tienda en la calle Noviciado de Madrid y de unas colecciones que parecen recuperar la esencia de uno de los mayores talentos de la moda española.