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Acuerdo prenunpcial
El final de una de las parejas más admiradas de Hollywood ha llegado de la manera más inesperada. Nicole Kidman ha presentado la demanda de divorcio de Keith Urban, poniendo punto final a 19 años de vida en común que parecían haber superado todas las tempestades. La noticia, que ha sacudido tanto al mundo del cine como al de la música, ha venido acompañada de un detalle insólito: una cláusula prenupcial que, irónicamente, premia al cantante por mantenerse sobrio.
Según varios medios estadounidenses, el acuerdo incluía lo que ya se conoce como la "cláusula de la cocaína": por cada año de matrimonio en el que Keith permaneciera alejado de las drogas y el alcohol, Nicole se comprometía a entregarle 600.000 dólares. El resultado, casi dos décadas después, es una cifra cercana a los 11 millones de dólares (unos 10,2 millones de euros) que el intérprete de "Somebody Like You" podría recibir gracias a su constancia en la sobriedad.
La historia de Urban con las adicciones fue siempre pública. Él mismo confesó que, cuando se casó con la protagonista de "Moulin Rouge", en 2006, no estaba en ningún programa de recuperación. Apenas cuatro meses después del enlace, la situación se volvió insostenible y Nicole organizó una intervención que cambió el rumbo de sus vidas. "Ese fue el momento en el que realmente debería haberme dejado", confesó a Oprah Winfrey en 2010. "Doy gracias de que no lo hiciera".
En Rolling Stone habló de aquella etapa con la misma crudeza: "Conocer a Nic, enamorarme de ella y empezar una relación se convirtió en mi sobriedad. Fue la forma en la que logré mantenerme firme". La actriz, por su parte, eligió ignorar las voces críticas que dudaban de la relación. Lo recordó el propio Keith en 2024, durante el homenaje a la carrera de su esposa en los premios AFI: "Cuatro meses después de casarnos, las adicciones hicieron explotar nuestro matrimonio en mil pedazos. Estuve tres meses en rehabilitación sin saber qué iba a ser de nosotros. Nic resistió todas las voces negativas y eligió el amor".
Aquel amor les sostuvo durante casi dos décadas y dio lugar a una familia. Sunday Rose nació en 2008 y Faith Margaret en 2010. La pareja se trasladó a Nashville para iniciar una vida más tranquila, alejada de los focos, aunque sin renunciar a sus respectivas carreras. Entre alfombras rojas -como la de la Met Gala o los SAG Awards- y giras musicales, siempre ofrecieron la imagen de un matrimonio sólido.
Sin embargo, según se ha publicado, llevaban separados desde principios de verano, y su última aparición juntos fue en junio, en un partido del Mundial de Clubes en Los Ángeles. Ahora, la cláusula que en su día parecía una medida de seguridad se convierte en protagonista de su ruptura.
Un final que mezcla amor, redención, fortuna y, sobre todo, la paradoja de que la sobriedad de Keith, una victoria personal que salvó su vida y su matrimonio durante años, será también el capítulo más rentable de su divorcio.
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