Sueños de libertad
Los planes de Frank Cuesta con sus hijos en España: confiesa qué hará cuando acabe su infierno
La justicia tailandesa le pisa los talones tras confesar varios delitos. Le han quitado el pasaporte, pero ya sabe qué hará cuando lo tenga
Han pasado las semanas y no con ello sigue provocando menos escozor lo que confesó Frank Cuesta. Tan fuerte era la lista de mentiras que había contado a lo largo de los años, que incluso diciéndolo en primera persona muchos de sus fans incondicionales niegan que sea cierto. Es el único punto en el que le llevan la contraria, cuando él confiesa que no ha estudiado veterinaria, que no es herpetólogo, que no salva animales y que lo que atesora en su santuario son, en realidad, animales que ha comprado y con los que supuestamente haría negocio.
Reconoce varios delitos por los que tendrá que enfrentarse a la justicia tailandesa, esa que tan bien conoce y que le ha ayudado a permanecer en la picota informativa más allá de su pasión por la fauna. Y es que incluso reconoce que se ha inventado que padezca cáncer y que su situación de salud fuese tan grave, lo que ha pillado todo esto también por sorpresa a sus hijos. Esos que ahora se han convertido en su principal apoyo en tiempos complicados y con los que planea un futuro inminente. Eso sí, para eso tiene que saldar antes sus deudas con la justicia y, sobre todo, recuperar el pasaporte que le han retirado las autoridades para que no huya.
Frank Cuesta sueña con un futuro mejor
Todo su calvario ha comenzado cuando su excolaborador, Chi, ha tirado de la manta y publicase contenido que probaría que compra y vende animales, lo que se considera tráfico ilegal. Así surgió su vídeo en el que confesaba todas sus mentiras, para días más tarde publicar otro diciendo que cuando reconocía sus mentiras estaba mintiendo. Es decir, que había sido supuestamente chantajeado para reconocer cosas que no eran ciertas. Un lío que ya pocos se creen. Ahora, semanas después, ha vuelto a hablar.
Asegura no entender por qué ha sido traicionado por su excolaborador: “Todavía estoy intentando entender qué le ha pasado. Puedes enfadarte con un amigo, tener una discrepancia, pero esa fuerza con la que ha arremetido contra mí. Empezó de forma sibilina. Es como si tuviera un odio acumuladode todos estos años que hemos estado juntos y hubiera dicho ‘no consigo lo que quiero, voy a por ti’. Tengo todas las armas para destruirte y lo voy a hacer. Como no puedo ser Frank Cuesta, te destruyo”, reconoce ahora a ‘ABC’, después de confesar también sus problemas de mitomanía e egomanía.
Asegura haberse sentido víctima de una traición por quien consideraba un amigo, aunque niega que sea verdad lo que él mismo confesó en un vídeo. Esto no solo le ha pasado factura a él, sino también a su propia familia: “Yo temo por la integridad física de mis hijos, de Paloma, la mía propia, la de los animales... No hay que olvidar que hablamos de una persona que lleva acosándome más de dos meses, que conoce todo de mi familia y de mí. La Policía lo está buscando, porque quiere interrogarle. Es un tema muy serio y ya he interpuesto cuatro denuncias contra él”. Esto le mantendrá ocupado con la justicia, más allá de los problemas que él acumula por sus propias confesiones y por las que reconoce que deberá responder ante el juez.
Pero tiene las miras puestas al final de todo este embrolló y a disfrutar de la vida junto a sus hijos. Frank Cuesta ya tiene claro qué piensa hacer para cuando recupere el pasaporte y le den permiso de salir de Tailandia. Sus intenciones pasan por España: “Seguramente pasarme por ‘El Hormiguero’, que llevan meses invitándome y no he podido ir. Tengo un proyecto con mis hijos para hacer una serie y vamos a viajar a diferentes países”, enumera sus planes, a modo de deseos, pues por ahora deben ser aparcados. Por lo menos hasta que la justicia determine qué delitos son ciertos y cuales se los ha inventado él o su excolaborador Chi. Por ahora reconoce que sí ha confesado su autoría con el tema de la compraventa de nutrias, por lo que tendrá que firmar en los juzgados durante unos meses como prueba de que no ha salido del territorio.