Tristeza

La primera Semana Santa sin María Teresa Campos

Es el primer año que ella no acude al balcón para ver las procesiones en su Málaga natal y se queda en Madrid

María Teresa Campos en una imagen de archivo
María Teresa Campos en una imagen de archivoGtresfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@40deb465

Es la primera Semana Santa, en décadas, que María Teresa Campos no acude a su cita anual con las procesiones de su Málaga del alma. Su estado de salud recomienda que no haga viajes, y se ha quedado en su piso madrileño con el dolor de no haber podido estar en ese balcón que la esperaba en la capital andaluza.

Sus hijas se han turnado en estas fechas de tan alto raigambre religiosa para no dejar sola a su madre. Terelu Campos estuvo hasta el martes en Málaga, la vimos presenciando la procesión del Cautivo por el Puente de la Aurora, y el miércoles ya estaba en el plató presentando «Sálvame». Antes, se sinceraba en la revista «Lecturas» sobre la melancolía que la invade: «Cuando el pilar de tu vida no pasa por el mejor momento, eso también te arrastra. Esta Semana Santa la vivo con mucha tristeza, porque ya nada es igual ni volverá a serlo nunca…».

María Teresa Campos y su hija Terelu
María Teresa Campos y su hija TereluGtres

Al lado de su hija Alejandra, «el amor de mi vida», añadía un apenado «ella este año no está, pero nosotros estamos en su nombre para darle las gracias por darnos salud para poderle ver en procesión y para rezarle que la cuide todos los días. Semana Santa diferente, pero también muy triste sin ella». Alejandra se siente muy unida a su abuela, la visita con frecuencia y la quiere con locura. Advierte que «es tiempo de que mi abuela esté tranquila. Este año no viene a Málaga, la disfrutamos de otra manera».

Su tía Carmen Borrego tomó el relevo. Las dos hermanas son fieles devotas de los pasos de su tierra malagueña. Y la hija pequeña de María Teresa se unía a Terelu en sus ruegos. «No era oportuno que nuestra madre viajara. Está bien, está donde tiene que estar, en casa, descansando y desconectada». Dicen que la matriarca tiene lagunas de memoria, que le cuesta recordar las cosas. Quizás no le vengan a la cabeza los emotivos momentos de los que disfrutaba en ese balcón en el que este año se nota demasiado su ausencia.

Gustavo, casi un hijo

Desde que fue ingresada por una isquemia cerebral en agosto del 2021, su estado se ha resentido demasiado. Tiene recaídas y la preocupación crece entre los suyos. En el último diciembre sufrió una caída y recientemente le diagnosticaron una anemia. Su vida se resume en permanecer en casa sin que se presenten a verla las visitas de antaño. Ya no juega con sus amigas íntimas a las cartas, ni tan siquiera sale con su incondicional hombre de confianza, casi un hijo, Gustavo, a pasear o de compras. Se refugia en su piso y dicen que le faltan las ganas de comer y de beber, que en ocasiones hay que obligarla a que lo haga.

Gustavo y María Teresa Campos
Gustavo y María Teresa CamposGtresfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@40deb465

El 18 de junio cumplirá 82 años, pero no habrá, como en anteriores ocasiones, una gran celebración. No tiene el cuerpo para algarabías. Una tarta, sus hijas, alguno de sus nietos, Gustavo y poco más. Ni tan siquiera le han dicho que hace poco falleció su íntima amiga Laura Valenzuela, ni que su hija Carmen y su hijo José María no se hablan, por lo que tampoco está al tanto de que la esposa de su nieto va a convertirla en bisabuela. En apenas tres años el cambio ha sido radical. Y los que la conocemos solamente podemos esperar que su salud mejore.