La puesta en forma de Los Javis: belleza (casi natural) y mucho deporte

Francisco Javier Calvo Guirao y Francisco Javier García de la Camacha Gutiérrez-Ambrossi, más conocidos como Los Javis, son un fenómeno de transparencia y una de las parejas más de moda de la actualidad. Javi Calvo es un murciano de 33 años; Javi Ambrossi es un madrileño de 40. Empezaron de niños en el mundo de la interpretación. Ambrossi es publicista, periodista, actor en exitosas series de TV de ambiente costumbrista e intemporal. Se hacen inseparables en 2010, debutan ambos como guionistas y directores teatrales, catapultando al estrellato con exiguo presupuesto a muchos actores y actrices noveles que debutaron en su espectáculo, incluidos ellos mismos.

Su vida ha ido cambiando, adaptándose con cautela y eficacia a las nuevas circunstancias que impregnan su existencia. Su coqueto apartamento de Malasaña ha pasado al baúl de los recuerdos. Ahora residen en una fascinante casa en Pozuelo de Alarcón, vivienda que han transformado en un templo del cine, del teatro, de la lectura, de la escritura, de la creación artística, al fin. Y el aspecto físico del pack 2 x 1/1 x 2 ha ido experimentando también una sutil y progresiva metamorfosis a lo largo de los años. Los Javis, más compenetrados que nunca, más indistinguibles uno de otro, (dentro de su innegociable singularidad), han contratado un entrenador personal que se ha encargado de redefinir y remodelar su cuerpo. Javier Calvo empieza a lucir notable y fortalecido aspecto gracias a su trainer Santiago, experto licenciado en INEF, que ha conseguido que el performer supere su tradicional aspecto de acentuada delgadez. Instagram no miente. Javier Ambrossi también parece haber superado su aspecto de pijo-bello-bohemio-rarito-intelectual-relajado-dejado-cayetano, con cabello y barba descuidados, por un «look» más elegantemente natural (pero sofisticado), con ropa, pelo y barba mucho más cuidados, haciendo alguna concesión a un tinte más vibrante y atrevido. Ambos apuestan por lo cómodo y casual, ascéticamente elegante, mimetizando de modo asombroso su aspecto físico con la cambiante trayectoria de su exitosa carrera artística.

De la serie para adolescentes al porvenir hollywoodiense. De Malasaña a Pozuelo de Alarcón. De la tímida sonrisa a la ortodoncia invisible y eficaz. No faltan envidiosos que expliquen su éxito gracias a las subvenciones, pero lo cierto es que estos chicos (nos) caen bien.

Y es que son unos buenos chicos.