Serios problemas
El representante de Kiko Rivera, la gota que colmó el vaso a rebosar de Irene Rosales
La pareja ha decidido romper su matrimonio y ya se han puesto sobre la mesa los motivos reales de sus diferencias irreconciliables. Incluso las ocultas
Kiko Rivera e Irene Rosales se separan. Es la noticia del día y que, seguramente, marque el ritmo de la crónica social de las próximas semanas. La pareja rompe su unión tras once años de relación, nueve de ellos como marido y mujer, y dos hijas en común. Un jarro de agua fría para su entorno, que tenían constancia de sus diferencias y dificultades, unas que arrastran desde hace muchos años, pero que finalmente se han tornado irreconciliables. Aun así, el ahora exmatrimonio presentan un frente común, dejando claro que la separación es amistosa y de mutuo acuerdo.
Se trata de una decisión muy meditada y ya en firme, como confirmas desde ‘Semana’. Es más, Kiko Rivera ya habría abandonado el domicilio conyugal para iniciar una nueva etapa, estrenando soltería. Son muchas las infidelidades que se le han adjudicado al hijo de Isabel Pantoja, lo que habría hecho mella en su relación. También líos económicos, conflictos familiares y problemas de salud que han ido añadiendo más problemas a un cóctel que finalmente ha estallado. Él mismo lo ha confirmado a través de sus redes sociales, pero no ha querido entrar a valorar los motivos. Gema López, desde ‘Espejo Público’, los aclara por ellos.
El representante de Kiko Rivera, señalado
Nada más aparecer la noticia en los kioscos rosa patrios, Kiko Rivera se ha apresurado a confirmar su separación de la mujer que le ha acompañado desde 2014. Lo hace para dejar claro que no sacará provecho económico de su ruptura a golpe de exclusiva, como así ha funcionado hasta ahora. Quiere adoptar un papel más discreto apostando por su “paz mental”, esa a la que le “ha costado mucho llegar”. Reconoce que, de muto acuerdo, han decidido separarse, lo que “no es fácil, nunca lo es. Tomar la decisión correcta a veces es lo más difícil, pero también lo más necesario. Y en este caso, lo hacemos con respeto, con gratitud y con la certeza de que lo más importante seguirá siendo lo mismo: nuestras niñas”.
El comunicado del Dj continúa detallando que la madurez le ha hecho entender que “soltar es la mejor manera de cuidar”. Ahora se conoce que llevaban ya meses haciendo vidas por separado y que ya no viven bajo el mismo techo, como aseguran desde ‘Vamos a ver’ en Telecinco. Pero Gema López ha ido más allá desde su espacio en Antena 3: “Ha habido un caldo de cultivo que ahora ha estallado”, dice la periodista. Confirma que él ya ha dejado el domicilio familiar para instalarse en una nueva residencia en Sevilla.
Pero quizá lo novedoso está en uno de los motivos que ha supuesto la gota que colmaba el vaso. Son muchos y variados los problemas que se debatían en casa del Dj y la influencer. Pero Gema López añade uno más: el representante del artista. Sostiene que la persona de llevar sus asuntos profesionales también habría ayudado a su cliente y amigo a ocultar a su esposa ciertos comportamientos. Unos que, al llegar a sus oídos finalmente, le hizo estallar contra su marido y su representante. Isabel Rábago le entiende como “cómplice necesario de los chanchullos de Kiko Rivera”.
Isabel Rábago destaca además “las broncas por los malos hábitos, broncas por no ejercer como en una familia tradicional que espera Irene Rosales. Broncas por un ambiente en el que las niñas tenían que convivir con un padre que no se ajusta a un padre convencional”. Pero no sería esto lo único, aunque sí ya suficiente para los colaboradores de ‘Espejo Público’. Además, la periodista asegura que “Irene se ha enterado en muchísimas ocasiones de la economía real que no llegaba a casa y por qué”.
Esa “falta de dinero” que ha sido motivo de disputa en casa, más allá de las muchas guerras que mantiene Kiko Rivera con su familia en las que su esposa “ha tenido que estar en medio en muchas batallas sabiendo incluso que Kiko no tenía razón”, completa Gema López la información. Pese a todo, han acordado una ruptura amistosa en la que velarían en exclusiva por los intereses de sus dos hijas en común, aparcando por el momento su propio dolor y jurando que no sacarán rentabilidad de su drama en platós de televisión ni revistas del corazón.