Opinión
Los sábados de Lomana: El enigma del padre de la hija de Ana Obregón
La maternidad de la presentadora se ha convertido en el tema de la semana
Es asombroso el impacto causado en todos los medios de nuestro país de la portada de «¡Hola!» con Ana Obregón y su hija en brazos. Un sinfín de opiniones y especulaciones corrieron como la pólvora; también criticas de todo tipo, la mayoría con gran dureza y ninguna empatía. Esas fotos fueron las que desataron toda esa avalancha de comentarios. En mi opinión, fue una gran equivocación, resultaba grotesco hablar de maternidad subrogada en una persona cuyos óvulos no pueden fecundarse, por más que los estimulen. La mayoría de las críticas iban dirigidas a la edad de la presentadora y a esa salida del hospital en silla de ruedas, como si hubiese parido. En España, casi nadie sabía que en USA es obligatorio salir de los centros médicos de esa forma, para cubrirse de cualquier accidente, por tropiezo resbalón o caída. También podemos pensar que para evitar fotos en un momento tan íntimo podía haber salido en coche por el garaje y no por la puerta principal. De todas formas, es decisión de Ana y debemos respetarla, de la misma forma que ella se expone a muchas opiniones de todo tipo, que es algo muy dado en nuestra sociedad.
Conozco bien el tema de la subrogación, o dicho en castellano claro, del vientre de alquiler, porque es como debe llamarse, ya que es un acuerdo mercantil: yo pago la cantidad indicada a cambio de tu «generosidad» por ser portadora de un hijo que me entregarás después del parto. Podemos edulcorarlo como queramos, pero es así. Es un asunto que da para organizar infinitas mesas redondas y ponencias por lo que conlleva de ética, moral y sociología. Estas manipulaciones genéticas nos están llevando a veces a una gran frivolidad y a actuar, en el caso de mujeres ridículas como Paris Hilton o las Kardashian, a no querer sufrir las molestias del parto ni a estropear sus cuerpos con el embarazo, por lo que deciden que, bajo previo pago, esas molestias las sufran otras y les den al niño cuando nazca. Este niño ha sido fecundado con sus óvulos y esperma de su marido e introducido en la matriz de la madre portadora. Hay infinitas formas. En el caso de dos hombres que quieran ser padres, o dos mujeres que habitualmente es una de ellas la que gesta al niño, son óvulos de las dos fecundados con ayuda de los bancos de semen y nunca sabrán quién es el padre. Todo esto suena a ciencia-ficción pero es la realidad y aquí está hace tiempo para quedarse, por eso es tan importante regularlo.
Ana Obregón plantea otra variante que, en mi opinión, es la que justifica que esta niña haya venido al mundo, aunque ella de momento no haya dicho nada sobre el tema, y quizá nunca lo diga, o sí:, y es que hayan fecundado a la madre portadora con semen congelado de su hijo Aless, dado que siempre que un hombre joven se somete a un agresivo tratamiento de quimioterapia es práctica habitual guardar semen por si el paciente pierde fertilidad. Imagino que Ana, ante la desolación por la pérdida de su hijo, pensó que sería maravilloso tener una continuación de este y cumplir su natural deseo de ser abuela de su queridísimo hijo. Personalmente, lo comprendo y me parece que si es así, debe ser una felicidad y una alegría inmensa. El tema de la edad de Ana, que parece ser lo que tanto preocupa a la mayoría, no lo encuentro tan grave.
Desde luego, lo ideal ya sabemos todos que es tener hijos joven por ley natural ya que hace falta mucha energía para cuidar a un niño y educarlo. Lo mas importante para los menores es el amor y la seguridad que les rodea y esta niña la tendrá, vivirá en un entorno llena de cariño y será feliz el tiempo que este con Ana y siempre. Tiene tíos, y primos y si es como yo pienso, un abuelo, Alessandro Lequio.
Desde aquí quiero enviarle a Ana Obregón todo mi cariño, comprensión y alegría por su felicidad. Su hijo siempre estará en su corazón y podrá compartir su recuerdo con su hija Ana. Enhorabuena a toda la familia. Solo le daría un consejo: no la expongas, no des exclusivas a la prensa con ella, preserva su intimidad. Tú sabes la persecución que sufriste de los medios de comunicación cuando nació tu hijo. Solo espero que la pequeña Ana no pase por lo mismo.
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