
Camaleónico
La sorprendente transformación física de Adrián Lastra
El actor transforma su cuerpo de forma radical para encadenar dos proyectos: de un imponente Txus di Fellatio en Mägo de Oz, la película a un joven frágil en El Gusto del Cloro

Adrián Lastra, 41 años, ha vuelto a dejar atónitos a sus seguidores. El actor madrileño, que acostumbra a compartir sin filtros el proceso detrás de cada personaje, ha mostrado en su última publicación uno de los cambios físicos más impactantes de su trayectoria. Una metamorfosis que habla tanto de su entrega como de la versatilidad con la que aborda su oficio.
Tras participar en Mägo de Oz, la película, donde dio vida a un musculoso e histriónico Txus di Fellatio, Lastra se embarcó casi de inmediato en un nuevo proyecto: El Gusto del Cloro, adaptación cinematográfica de la célebre novela gráfica de Bastien Vivès. Y así, de un personaje marcado por el exceso, la fuerza y el carisma explosivo, ha pasado a interpretar a un joven frágil, carente de forma física, que comienza a nadar como terapia para tratar un daño en la espalda. Un salto interpretativo -y corporal- que explica por sí solo el asombro generalizado.
El propio Lastra ha detallado cómo transcurrió este proceso exprés: de 70 kilos, pasó a 58 en un periodo muy reducido, consecuencia directa de la proximidad entre ambos rodajes. Una pérdida de 12 kilos que transforma por completo su silueta. Si para convertirse en Txus tuvo que ganar músculo a base de proteína, gimnasio y una disciplina brutal -las venas marcadas en sus brazos eran casi un personaje más-, para este nuevo papel la exigencia ha sido diametralmente opuesta: adelgazar, afinar y asumir un cuerpo vulnerable, casi etéreo, que acompaña la historia del protagonista.
"Lo maravilloso de este oficio es poder cambiar tan radicalmente (en este caso, de físico). Es verdad que se sufre, que se pasa hambre… pero a mí me divierte mucho!", confesó con su habitual entusiasmo. Y ahí reside gran parte del magnetismo de Lastra: su capacidad para encontrar diversión incluso en la dureza del oficio, en las renuncias, en el sacrificio que implica encarnar vidas ajenas.
En El Gusto del Cloro, el actor dará vida al protagonista de esta historia íntima y visual, donde un joven acude semanalmente a un polideportivo a practicar nado libre por recomendación médica. Allí coincidirá con una mujer misteriosa con la que irá tejiendo, brazada a brazada, una relación que evoluciona de tímida amistad a amor. Una de esas historias que se construyen con silencios, miradas y pequeños gestos, y que requieren una sensibilidad interpretativa que Lastra parece dispuesto a explorar con toda su entrega.
"Estamos aún a mitad de camino con este personaje tan entrañable y todavía queda mucho por soñar", concluía el actor en su publicación
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