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Salud

Tamara Falcó, sin filtros sobre su cambio físico: "Engordé 20 kilos, solo comía filetes y tortilla de patatas"

La marquesa de Griñón revela cómo superó una de las etapas más complejas de su vida: el peso ganado fue solo la punta del iceberg. Detrás, estrés emocional, duelo y una transformación profunda

Tamara Falcó con look de punto blanco. @tamara_falco

Tamara Falcó no necesita presentación. Referente de estilo, aristócrata y con ese carisma que la convierte en oro televisivo, ha demostrado que no todo lo que brilla en su vida ha sido fácil. En una de sus confesiones más honestas, la hija de Isabel Preysler ha compartido cómo engordó 20 kilos en plena pandemia, y lo más importante: cómo los bajó. No con milagros, sino yendo a la raíz del problema. "Me eché encima casi 20 kilos. Mi madre me decía que no sonreía y no me veían los ojos", confesó Tamara en "El Hormiguero". Y tras ese peso físico, había un peso emocional aún mayor.

La marquesa vivía entonces momentos convulsos: el reciente fallecimiento de su cuñado Jaime Carvajal, su recién estrenado título nobiliario y un confinamiento que le cerró más que las puertas de casa. "Me pasaba el día en casa metida. Solo comía filetes y tortilla de patatas", recuerda. La alimentación compulsiva no era un capricho, sino un refugio. Un síntoma más de un desajuste profundo que pocas veces se aborda con tanta transparencia en el mundo de los focos.

Acudir a profesionales

Lejos de caer en dietas draconianas, Tamara optó por escucharse. Por salir a la calle. Por recuperar el hábito de moverse. Y por acudir a profesionales. "Tenía mucho estrés, y conseguí sobrellevarlo. Después, mis dietas, el deporte y visitas a la clínica fueron la clave", asegura. Pero lo primero fue reconocer lo que muchos aún esquivan: que el estrés emocional puede hacer estragos en el cuerpo.

El look de Semana Santa en familia de Tamara Falcó.@tamara_falco

Hoy sabemos que no es solo una percepción: el cortisol, esa hormona vinculada al estrés, puede disparar el apetito, favorecer la acumulación de grasa y ralentizar el metabolismo. Añádanle el insomnio, el cansancio crónico, y ese hambre emocional que nos empuja al fondo de un plato cuando lo que necesitamos es un abrazo o una pausa. No es casualidad que, en su caso, el cambio físico comenzara con una transformación mental.

Tamara Falcó no solo ha recuperado su figura; ha reconquistado su sonrisa. Y lo ha hecho demostrando que la belleza verdadera empieza en el equilibrio interior. "Hay que encontrar lo que te funciona", sentencia. Porque, al final, no se trata de lucir talla, sino de vivir en paz con lo que el espejo devuelve.