Boda
Tamara Falcó no quiere que Íñigo Onieva vuelva al trabajo nocturno
"Le ha pedido que busque una ocupación diurna", nos cuentan desde su núcleo más cercano
La realidad es que, en el fondo, Tamara Falcó no se fía demasiado de la redención Mariana de quien a partir de este sábado será su marido, y por eso, nos cuenta una de las amigas de Tamy, como se conoce a la marquesa de Griñón en la intimidad, “le ha pedido a Íñigo que deje definitivamente de trabajar en la noche y se busque una ocupación diurna”.
Por mucho que intente hacer de tripas corazón, la hija de Isabel Preysler teme que los episodios de infidelidad vuelvan a repetirse en el futuro, a pesar de que tanto ella como el incondicional padre Cristo, uno de los sacerdotes que oficiará la ceremonia nupcial este sábado, ya se encargaron de leerle la cartilla a Íñigo Onieva para reconducirle por el buen camino, con charlas kilométricas que, a la postre, sirvieron como advertencia para prevenir posibles “problemas” futuros. Fue el principio de ese proceso de redención que acercó a Iñigo al redil religioso y a la conversión más rotunda.
Hubo un momento en el que Tamy llegó a dudar de la conveniencia de casarse con el hombre que le había sido infiel. Algunas de las amigas de la marquesa estaban en contra del enlace y le advirtieron del “peligro” de llevarse una desilusión, pero la contrayente hizo caso omiso a los avisos y pudo más el amor que siente hacia Onieva que las advertencias.
Eso sí, se casan bajo el régimen de separación de bienes y repartirán el dinero de la exclusiva matrimonial al cincuenta por ciento. Si es verdad que la revista del saludo pagará un millón de euros por el amplio reportaje, se demuestra que Tamy es fiel alumna de su madre a la hora de negociar este tipo de temas.
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