El otoño madrileño tiene algo de recomienzo. Para Tana Rivera, es el de las nuevas ilusiones. La hija de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera ha recuperado la sonrisa —y, según publica "Semana", el amor— junto a Álvaro, un ejecutivo madrileño de perfil discreto, amante del golf y del mundo taurino, con quien se la ha visto pasear de la mano por las calles de la capital.
Dos meses después de su ruptura con el empresario sevillano Manuel Vega, con quien mantuvo una relación de cuatro años, Tana parece haber encontrado un nuevo equilibrio. La revista publica las primeras imágenes de la pareja: cenas románticas, gestos cómplices y una naturalidad que confirma que lo suyo fluye sin pretensiones. La relación, confirman fuentes cercanas, comenzó en septiembre, pero ya ha pasado la prueba social de toda historia incipiente: asistir juntos a la boda de unos amigos.
"Felizmente soltera"
La joven aristócrata atraviesa un momento de madurez personal. "Me siento muy completa y estoy trabajando mucho en mí", confesaba hace apenas unas semanas a los micrófonos de Europa Press. En aquel entonces, se definía como "felizmente soltera", disfrutando del tiempo con su familia y sus amigos, viajando y viviendo sin ataduras. Pero como suele ocurrir, la vida tenía otros planes. Álvaro, un alto directivo de una conocida empresa española, ha entrado en escena con la serenidad de quien no busca protagonismo, sino compañía.
Ambos comparten un entorno común -amigos, aficiones y ese gusto por la discreción tan poco habitual en una generación que vive de cara a las redes sociales-. No hay posados ni declaraciones altisonantes: solo miradas cómplices y una sensación de calma. Él, según quienes lo conocen, es reservado y elegante; ella, espontánea, sencilla y con un sentido del humor heredado de su madre, la Duquesa de Montoro.
Tana ha crecido entre focos, pero siempre ha preferido el bajo perfil. A diferencia de otros jóvenes de su generación, huye del exhibicionismo y prefiere la naturalidad. "No soy nada moderna -decía en una entrevista reciente-. Soy muy tradicional. Pienso en mi futuro como alguien que convive, se casa y tiene hijos". Palabras que hoy, a la luz de este nuevo comienzo, cobran un matiz diferente: no de urgencia, sino de convicción tranquila.
Después de un verano de ruptura, introspección y viajes, la hija del torero y la duquesa vuelve a escribir su propia historia, con la madurez de quien ha aprendido que el amor no siempre llega cuando se busca, sino cuando se está preparado para recibirlo. Y a juzgar por las imágenes y su sonrisa serena, Tana Rivera lo está.