Begoña García Vaquero: “Sigo con miedo. La muerte de Marta Chávarri y la embolia de Genoveva te despiertan fantasmas”

Begoña García Vaquero y Pedro Trapote han estrenado los veranos de Marbella con alegría. Tras pasar una mala racha en los últimos tiempos, los dos se recuperan adecuadamente de sus dolencias. La cuñada de Felipe González evoluciona “muy bien”del ictus que sufrió el pasado mes de septiembre y que dio un buen susto a todos sus allegados. La socialité confiesa a La Razón, en la entrevista que nos concede que “los miedos nunca terminan. Tengo un pelín de temor siempre de que se pueda repetir el ictus. Me hago muchas preguntas a veces. Una de ellas: ¿Por qué me ha pasado? Esta nueva etapa es como una segunda oportunidad e intento exprimir la vida y cuando veo que me vuelvo a acelerar, me digo a mi misma: párate Begoña”.

Lo que es cierto es que la esposa del empresario ha cambiado sus hábitos de vida: “No me acuesto tan tarde, como sano, apenas dulce, sin sal, pescado y nada procesado". Dice que ahora, muchas veces, se siente diferente a como era antes: “La gente no lo suele entender hasta que no le ocurren las cosas. Ese 28 de septiembre, en que me dio el ictus, no ha pasado de puntillas en mi vida. Fumaba muchísimo y, por supuesto, dejé de fumar sí o sí. Beber nunca he bebido, porque no me gusta. Algo ha cambiado en mí claramente”.

Dentro de esas mudanzas de comportamientos está la de minimizar sus salidas sociales: “Salgo mucho menos y la vida me ha dado un aviso. El cuerpo te dice solito tienes que pararte. Le doy mucho más valor a la vida, mis prioridades pasan por mi familia que tanto me han ayudado y por mis amigos, que no se ha separado de mí. ¡Y claro que una sigue teniendo miedos! Por ejemplo ahora la muerte de Marta Chávarri y la embolia pulmonar de Genoveva Casanova, me han despertado todos los fantasmas por dentro. Pero he aprendido a vivir el día a día ante todo”.

Ahora Begoña tiene la casa familiar, de veraneo de “Los Caños” en Marbella, llena de familia, a los que siempre ha estado muy unida. Su hermana Carmen y Mar son imprescindibles para ella y sus sobrinas Micaela y Lucia, “Tenerlas a todas es una joya no sabes cómo me han ayudado…”.

Pedro operado de cáncer de próstata

Pero si alguien ha estado realmente pendiente de todo el proceso medico de Begoña, sin separarse un momento de ella, ese ha sido su marido, Pedro Trapote: “Pedro es tan generoso que no se ha separado ni un momento”. El mismo empresario se acerca a nuestra entrevista y puntualiza para La Razón que "aquí me tienes con mis 84 años y tras operarme de cáncer de próstata hace nada… 84 años se dicen pronto (se ríe)”.

Pedro se recupera a las mil maravillas de esta terrible dolencia ahora superada. Está más delgado y con muchas ganas de vivir. “Sí. He perdido peso, es lo que tiene comer el chocolate con churros del San Ginés, que adelgazan mucho", bromea. Otro que se ha apuntado al imperio San Ginés es Gonzalo, el hijo que tienen en común Begoña y Pedro y que vive en Miami, gestionando el negocio de una de las chocolaterías. “Va a seguir los pasos de su padre también quiere ser empresario, en verano siempre aprovechamos para estar juntos porque no podemos estar el uno sin el otro. Le adoro”, explica Begoña.

El Emérito amigo por encima de todo

Pedro Trapote lo ha dicho públicamente y en el ámbito privado: que adora al Rey Juan Carlos por encima de todo. Begoña nos confiesa en esta entrevista que mantiene con La Razón que: “Sí, el Emérito ha estado muy pendiente de mí cuando sufrí el ictus y es muy cariñoso. Lo quiero mucho como persona y es un fiel amigo de Pedro, siempre ha estado atento a las noticias de la recuperación de nuestra enfermedad”.

La relación de Pedro Trapote con el padre del Rey Felipe VI viene de tiempo, al formar parte ambos del grupo de cazadores que compartían jornadas cinegéticas en la finca La Flamenca, propiedad del duque de Fernán Núñez. Pedro Trapote vive ahora mucho más tranquilo y alejado de los problemas de sus negocios que actualmente gestionan sus hijos. El que fuera rey de la noche madrileña, por ser dueño de discotecas como Pachá, el actual Teatro Barceló y Joy Eslava, de las que se deshizo, ahora solo se reconforta con sus dos grandes pasiones: los toros y su familia.