Entrevista

Toni Nadal: «El esfuerzo es el auténtico talento y lo que da sentido a la vida»

Entrenador de Rafa Nadal hasta 2017, hoy se le reclama hasta en el PP para conocer cómo se forja un campeón

Toni Nadal
Toni Nadal Gtres

Puede que la grandeza de Rafa Nadal se gestara el día en que su tío Toni (Manacor, 1961) aprendió a conjugar, a su manera, el verbo aguantar en el internado de Palma en el que se educó: Yo me aguanto, tú me aguantas… Aguantándose, sobrino y tío sumaron títulos y victorias. También hubo derrotas y las resistieron porque, cuando vienen mal dadas, aquí no baja más fuerza divina que el esfuerzo. Inagotable, continuo y siempre mejorable.

A Toni Nadal, entrenador del tenista manacorí hasta 2017, hoy se le reclama en todas partes del mundo para conocer cómo se forja un campeón. LA RAZÓN da un paso más y le pide que comparta su sentido estricto de la vida para llevar a nuestra sociedad a estándares tan elevados como el juego que enseñó a su sobrino. Sin perder su característico sentido del humor, avanza que nunca le buscó a la pista tres pies al gato, ni necesitó raíces cuadradas o teorías grotescas. Como en el ajedrez, su gran afición, prefirió eliminar la hojarasca del tablero y quedarse con el único mérito que existe: el trabajo, siempre un poco más allá de nuestro aguante.

Del anecdotario de este hombretón de piel curtida, aspecto sereno y mirada acerada, nos permitimos rescatar aquella cabezadita en la final de Wimbledon 2008, en uno de los partidos más emblemáticos de la historia del tenis. Con Roger Federer como adversario, el tío Toni se durmió unos minutos durante el primer parón a causa de la lluvia. Fue la primera vez que Nadal ganó al suizo sobre hierba londinense. Desde que el sobrino cogió su primera raqueta, con solo tres años, hasta hoy, es capaz de recitar uno a uno, año por año, sus triunfos y derrotas. Habla con la humildad propia de quien ve cumplido un sueño y, ahora que arrecian los rumores de la retirada, más que nunca puede estar convencido de que nadie hará jaque mate al rey.

¿Qué es lo que más le enorgullece de Rafa Nadal?

Tuve la suerte de entrenar a un gran jugador, que aplicó lo que le enseñé. Él hizo que, al cabo de unos años de mucho esfuerzo, consiguiese lo que siempre anhelé: que alguien entrenado por mí llegase a algo importante. Esa era mi pasión y mi satisfacción fue doble porque ese jugador que llegaba al número uno era, además, mi sobrino.

¿Su ejemplo debería ayudarnos a redefinir el éxito?

Pasar la pelota por encima de la red es poca cosa si detrás no está el empeño máximo y la ilusión. Triunfar significa que has hecho todo cuanto estaba en tu mano por conseguir aquello que deseabas. Si no fuese así, solo Bill Gates, Benzema o Rafael triunfarían. La satisfacción personal es la mayor recompensa que nos puede llegar, independientemente de los trofeos. Cuando llegaba a la pista, siempre le decía que, sobre todo, buena cara.

Su fe en el trabajo es inquebrantable. ¿Por eso tituló su último libro «Todo se puede entrenar»?

El talento inicial no es el determinante. Alguien con un talento menor puede destacar si está dispuesto a hacer un esfuerzo más, a darse otra oportunidad. Gana quien se sobrepone a la dificultad y trabaja duro. El esfuerzo es el auténtico talento y lo que da sentido a la vida. Si tienes las condiciones de Rafael, serás el número uno; si tienes las mías, el 10.000.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, conversa con el entrenador de tenis Toni Nadal
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, conversa con el entrenador de tenis Toni NadalJesús HellínEuropa Press

¿Ese plus de exigencia es decisivo?

Llegar hasta aquí ha sido duro y yo fui exigente. La lógica te lleva a trabajar más si quieres mejorar. No vale estancarse en el título. En cualquier estadística de campeones se aprecia quién consiguió continuar como buen jugador. Yo le mostré a Rafa la probabilidad de llegar a ser uno de los mejores y le transmití confianza para avanzar.

¿El vínculo familiar no le frenó ser duro?

Siempre me he permitido decirle lo que no quería escuchar e impulsarle a seguir intentándolo cuando otros habrían abandonado. Lo fácil es halagar. Fui duro por la gran estima que sentía hacia Rafael. Quería lo mejor para él. Tenía muy claro el objetivo y confiaba en él, pero sabía que tenía que prepararle para la dificultad. Incluso cuando ganaba, aún quedaba mucho por avanzar. Él asumió esa autoexigencia como algo propio y le ayudó.

¿Cómo le ha influido su sobrino en lo personal?

Me han quedado muchas cosas, pero destacaría su espíritu de lucha, su buen talante y su disposición. Admiro esa capacidad de ser un gran campeón y al mismo tiempo un tipo normal.

¿Le tienta la política?

Me han tentado, pero no tengo interés en dedicarme a ello. Prefiero seguir aplicando esos principios en otros terrenos. Si le digo que en política, como en la vida, uno debe saber que no vale ganar con atajos y a cualquier precio, sino habiéndose dejado la piel.

Criticó el escrache que sufrió Ayuso en la universidad. ¿Entiende qué está pasando?

Fue un ejercicio de soberbia y poca democracia. Uno puede ejercer su libertad de expresión, pero nunca perder el respeto. Estamos viviendo un momento de escaso talante democrático y de cambio en los estándares y valores. Deberíamos replantearnos qué modelo de sociedad deseamos.