Ocio

Gente

La baronesa, al rescate de su hijo por sus problemas con el fisco

La Fiscalía pide tres años y un millón de euros de multa por fraude fiscal para el hijo de Carmen Cervera y su esposa, la pintora Blanca Cuesta

El matrimonio, a pesar de pasar largas temporadas separado, goza de una gran complicidad
El matrimonio, a pesar de pasar largas temporadas separado, goza de una gran complicidadlarazon

Borja Thyssen y Blanca Cuesta están en el punto de mira de la Agencia Tributaria por supuestos delitos fiscales. Uno referido a 2007 y otro a 2010.

Borja Thyssen y Blanca Cuesta están en el punto de mira de la Agencia Tributaria por supuestos delitos fiscales. Uno referido a 2007 y otro a 2010. La actualización de estas acusaciones ha coincidido con la campaña de la declaración de la Renta. Casualidad o no, a la pareja le ha pillado por sorpresa la noticia. Borja se encontraba en Andorra, donde tiene su residencia, y Blanca, en Madrid, en su casa de La Finca donde vive con sus cuatro hijos. Un chalet que compraron en 2011 oficialmente por unos cinco millones de euros. Aunque el precio fue menor debido a la oferta de mansiones de lujo en el complejo que creó Luis García Cereceda. Lo llamativo de la historia es que ambos se sorprendieron cuando recibieron llamadas de periodistas para conocer su parecer.

En el caso de Blanca respondía con un escueto «no tengo ni idea de lo que me estás preguntando». Para Borja se trataba del mismo tema de siempre. A diferencia de la aparente tranquilidad del matrimonio, Carmen Cervera lo ha llevado mal desde el principio. No hay que olvidar que la Fiscalía pide tres años y un millón de euros de multa para su hijo y su nuera. En estos días la baronesa se encuentra negociando con el Ministerio de Cultura la cesión definitiva de su colección que podría verse empañada por este asunto. Borja tiene una participación minoritaria en la colección privada de su madre, con la que mantiene una relación de altibajos.

Carmen Cervera está muy preocupada y una de las cosas que quiere es que sus abogados se encarguen también de las cuestiones de su hijo. En realidad, la baronesa ha protegido sobremanera a Borja. Consiguió lo que parecía más difícil y que ha marcado la vida del primogénito: que el barón Thyssen lo adoptara en 1984 con todas las consecuencias legales que eso suponía. Para empezar, tener derecho a la cuantiosa herencia de su padre: quince millones de dólares que recibió en tres entregas.

Ha sido una madre protectora, pero también ha querido dirigir la vida de su hijo. Unas veces con acierto y otras no. El propio Borja contaba hace unos años que su nivel de estudios era muy bajo y con cierta ironía explicaba a quien esto escribe: «Creo que fui tres veces al colegio cuando vivía en Lugano. Tenía preceptores con los que en vez de estudiar nos íbamos a las jugueterías y elegía lo que quería. Primero estaba con la Play y cuando me cansaba dábamos clase. A final de curso aprobaba».

Y añadía que «me hace gracia cuando mi madre decía que yo era economista y piloto de helicópteros. Ya me hubiera gustado». En realidad, Borja acudía poco al colegio porque la baronesa tenía miedo de que sufriera algún percance. Tampoco tuvo mucha relación con Guillermo, el hijo de su tío materno. La vida cambia y ahora es la mano derecha de la baronesa, director artístico del museo de Andorra y quien supervisa el día a día de las mellizas Sabina y Carmen cuando la baronesa se ausenta. Carmen mantiene una excelente relación con su sobrino y se convierte en intermediario junto a Manuel Segura (padre biológico de Borja) cuando hay desencuentros filiales. Todo pasay ahora lo que falta es solucionar los temas legales de Blanca y Borja, para eso está Carmen Cervera, que seguirá apoyando a su hijo pase lo que pase aunque, como dijo en una ocasión, «Borja es como Peter Pan».