La Razón del Sábado

La ex pareja de Blanca: «estoy aguantando el tirón»

Imagen compartida entre sus seguidores por Ernesto Montes en su perfil de Instagram. Fue la última pareja de la medallista olímipica española
Imagen compartida entre sus seguidores por Ernesto Montes en su perfil de Instagram. Fue la última pareja de la medallista olímipica españolalarazon

«Blanquita, cariño. Feliz cumpleaños!! Aunque a veces vienen los años torcidos, que nos sigan cayendo!!! Mil besos!!». El pasado 22 de abril, Ernesto Montes ya deslizaba el delicado momento por el que estaba atravesando Blanca Fernández Ochoa, con motivo de su 56 cumpleaños. Montes, jugador profesional de gol y gerente de un club en Los Ángeles de San Rafael, conoció a la esquiadora hace cinco años. Ambos compartieron su afición por el deporte y la montaña y era habitual verles hacer rutas cerca de la zona donde ella encontró su final. Pese a que habían roto hace meses, él fue uno de los primeros en dar la voz de alarma tras su desaparición y pedir ayuda en las redes sociales para encontrarla. Fue en esos momentos cuando, desde LA RAZÓN, nos pusimos en contacto con él. «Ahora solo pienso en encontrar a Blanca –nos dijo el martes 3, horas antes del triste hallazgo del cadáver de la deportista–. Cuando todo esto termine, hablamos. Gracias y un saludo». Ernesto acompañó a la familia en su batida por la Sierra de Guadarrama y ahora, abatido, solo es capaz de confesar: «Estoy aguantando el tirón. La vamos a echar mucho de menos. Son días muy duros». La hermana de Paco Fernández Ochoa se casó en 1991 con Daniele Fioretto, director técnico del equipo nacional, a quién conoció con 14 años y del que se enamoraría años más tarde. Se separaron en 1994. Años después conoció a David Fresneda, padre de sus dos hijos, David (1998) y Olivia (1999). La esquiadora rompió con Fresneda, dueño de una escuela de buceo en Murcia, en 2007. Esta segunda ruptura supuso un gran mazazo para la medallista, pues llegó meses después del fallecimiento de «Paquito». Ernesto, su último compañero y amigo, llegó a ocupar ese vacío que le habían dejado. Unos meses antes de su muerte, él publicó una frase convertida en premonición: «La montaña estaba ahí y seguirá estando cuando mueras. No la habrás conquistado por escalarla. A quien habrás conquistado es a ti mismo».