Casas reales
La familia de la enfermera duda de que se suicidara
Su marido asegura que no le han dejado ver el cadáver
No fallaba ningún domingo: su llamada siempre la hacía saltar hacia el teléfono. Sin embargo, Carmine Barboza no escuchará hoy la voz de su nuera Jacintha Saldanha al otro lado del aparato. Todavía conmocionados por el trágico suceso, los británicos van conociendo cada vez más detalles sobre la vida de la enfermera que se quitó la vida tras ser víctima de una broma telefónica en la que se acabó facilitando detalles sobre el estado de salud de la duquesa de Cambridge. Carmine, la suegra de la fallecida, se unía ayer al resto de la familia para expresar el dolor por la pérdida de una persona que, según relatan, era «cálida y atenta con todos». Su hijo mayor, Junal Pablo Barbazo, tenía ayer en su cuenta de Facebook una imagen en la que salía junto a su hermana y a su madre. La hija, Liza, de 14 años, escribía en la red social: «Te echo de menos. Te quiero». También el marido de Jacintha, Benedict Barboza, de 49, asegura que está«desolado por la trágica pérdida de mi adorada esposa». Aunque el marido de la fallecida no ha querido dar detalles sobre el suceso, su hermana, Irene D'Souza, ha sembrado el desconcierto al afirmar que «es muy difícil creer que mi cuñada se haya suicidado. Estaba muy unida a su familia y no era una persona que tuviese ese tipo de mentalidad ni razones para acabar con su vida».
La familia también ha expresado su intención de trasladar el cuerpo de Jacintha a su India natal para que sea enterrada allí. Sin embargo, su pareja asegura que por «formalidades legales» ni siquiera le han dejado ver el cadáver de su esposa. Según recogía ayer el «Daily Mail», hasta mañana no podrán iniciar la repatriación de los restos mortales de la enfermera para su sepelio.
24 horas después del suceso, las declaraciones de sus vecinos revelan detalles de una mujer muy querida en su entorno. Por paradojas del destino la apodaban «la enfermera de la reina» debido a su trabajo en el prestigioso hospital King Edward VII. Otros la llamaban la «doctora» por su elegante forma de vestir. «Era una mujer muy caritativa», recalcan.
Mientras, la cadena de radio australiana desde la que se realizó la broma sigue siendo blanco de críticas. De hecho, ha cundido el pánico entre los anunciantes y la emisora ha decidido retirar toda la publicidad de su programación hasta el lunes. El presidente del hospital en el que trabajaba Jacintha, Lord Glenarthur, escribió ayer una queja formal al propietario de la emisora para condenar la llamada de «consecuencias trágicas» hecha el pasado jueves por dos de sus locutores. Los británicos insisten en que éstos tienen «las manos manchadas de sangre».
✕
Accede a tu cuenta para comentar