Cataluña
La Generalitat, al servicio de la primera dama
La esposa del líder de CiU, Helena Rakosnik, ha cobrado relevancia en los actos de su esposo, robándole, incluso, el protagonismo. A su servicio tiene personal de protocolo de la Generalitat
No es una primera dama al uso, pero muchos no han dudado en bautizarla como la Jackie Kennedy catalana por su predisposición a robarle planos a su esposo, Artur Mas. Lejos de haberse convertido en su sombra, Helena Rakosnik es en lo personal y profesional su compañera, su apoyo, su guía. Según cuenta su círculo cercano, no le tiembla el pulso al mostrarle su desacuerdo o aconsejarle sobre cualquier tema, tanto familiar como profesional. Aunque en temas políticos, dicen que Rakosnik cree, como nadie, en el proyecto de Mas. Le acompaña a cada cita volcada completamente en él, preocupada por causar la mejor impresión posible, controlando hasta el más mínimo detalle. Por lo visto, lo mismo escucha el borrador de un discurso que escoge la corbata más adecuada para la ocasión. No deja ni un cabo suelto, tiene todo bajo control. Así, durante el último debate antes de las elecciones autonómicas, Helena llevaba en su bolso una corbata de recambio por si la de su marido coincidía con la de los otros candidatos.
Acepta a regañadientes el término de «señora de...», aunque no hay un solo acto protocolario al que falte en sus funciones de consorte del presidente de la Generalitat. Inauguraciones, visitas, exposiciones... Incluso organiza sus propias ruedas de Prensa con los periodistas. Ejerce un papel público con o sin la compañía de su marido. Y, por si fuera poco, cuentan que, al pasar por delante de la guarda montada, ésta se cuadra ante ella, en un gesto de saludo y respeto.
Reclamo publicitario
Asimismo, dispone de una técnica del servicio de protocolo del Palau de la Generalitat y una administrativa para que le gestionen sus intervenciones públicas. Una decisión que no terminó de cuajar en la opinión pública, ya que no es habitual que las mujeres de los presidentes autonómicos tengantanto protagonismo y dispongan de estos servicios. Al parecer, se trata de personal que ya trabajaba dentro de la Administración catalana y que, entre sus tareas, tiene también la de asistir a Rakosnik. Su presencia se ha convertido en un reclamo para los organizadores de eventos, que anuncian a bombo y platillo su asistencia a diferentes actos, sobre todo, de moda y de temática humanitaria. Así, el pasado jueves asistió a la gala contra el sida organizada por la Fundación Lluíta en Barcelona.
La solidaridad es una constante en su vida, tanto a nivel personal como oficial por lo que suele decantarse por apoyar actos de iniciativas humanitarias. Así, colabora con el Festival de la Infancia de Barcelona, es vicepresidenta del Banco de Alimentos de Manresa y de la Fundación Rosa Oriol, que preside Rosa Tous y en la que comparte patronato con Pilar Rahola. También, forma parte del patronato de la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios y del de la Orquesta Sinfónica del Vallés. Su peso en estas instituciones es tal que, para encontrar alguien que nos hablara de la forma en la que contribuye, necesitaron solicitar permiso a los servicios de protocolo de la mismísima Generalitat. Aunque todo apunta a que cayeron en saco roto, pues este diario no encontró respuesta alguna. Parece que tras los resultados electorales,la esposa del líder de CiU no quiere dar un paso en falso, sabe lo que su esposo se está jugando.
Por otro lado, pese a tomarse muy en serio su papel de primera dama, Rakosnik ha asegurado en más de una ocasión que no le gusta la política y que jamás se le ha pasado por la cabeza dedicarse profesionalmente a ella, aunque sí cuenta, desde 2006, con el carné de Convergencia Democrática de Cataluña. Desde hace 26 años, no falta, salvo causa mayor, a su trabajo en el gabinete de Presidencia de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), donde se ocupa de la organización de los viajes, del bus turístico y del teleférico de Montjuic. Aunque si bien es cierto que su compromiso laboral es máximo, también lo es que antepone su familia a éste. Por lo visto, desde hace años posee una reducción de jornada para poder ocuparse de sus hijos.
Todo apunta a que los Mas son una familia muy compenetrada. Quienes los conocen aseguran que son un matrimonio de costumbres sencillas. «La familia es básica, el respeto, el trabajo, la constancia... También hemos procurado transmitir los valores cristianos», declaró a los medios Rakosnik en una ocasión. Asimismo, sus allegados la describen como una persona impetuosa, afable y extrovertida. Entre sus pasiones se encuentran la música «soul», la moda y las plantas. Así, comentan que, su casa en la calle Tuset de Barcelona -el barrio por excelencia de la «gauche divine» de los años setenta- está repleta de flores. Además, en las estanterías de su casa, por lo visto, tampoco faltan libros de viajes y vela. Y es que la navegación es una actividad que la pareja suele realizar en compañía de sus hijos durante las vacaciones de verano en Vilassar de Mar, donde poseen una casa. También suelen reservar unos días de la temporada estival para disfrutar en Fornés en Menorca. Mientras que en invierno se decantan más por la montaña, sobre todo, por Llívia, enclave catalán adentrado en Francia.
Fumadora empedernida
En su entorno, también aseguran que es firme en sus ideas, creyente, celosa de su intimidad y una fumadora empedernida. Una adicción que, al parecer, sus seres queridos se empeñan en corregir después de que sufriera un cáncer de pecho hace cinco años. Tuvo que someterse a radioterapia durante varios meses. Cuentan que su esposo la acompañó a todas las sesiones y que este hecho fortaleció aún más su relación. Es la Michelle Pfeiffer particular de Artur Mas, y es que por lo visto el líder de CiU es un completo admirador de la actriz californiana, en la que encuentra muchas semejanzas con «Helen» o «Helène», como la llama Mas en la intimidad.
La de ambos es una historia de apoyo mutuo y continua admiración. Rakosnik conoció al joven «Arturu» el 13 de noviembre de 1979 en la boda de un amigo en Lloret de Mar. Al parecer, él la conquistó hablándole del mar y la pesca. Se casaron tres años después en la ermita románica de Llerona. Al parecer, para su viaje de novios tuvieron que pedir prestado un coche, con el que recorrieron la costa Azul y la de Liguria hasta llegar a Venecia. Eran otros tiempos, en los que la economía familiar era más modesta. Entonces, Artur había comenzado a trabajar como colaborador técnico en la Generalitat, mientras que ella era maestra en las Escoles Comercials de Monserrat, un colegio al que, por lo visto, acudían los hijos de los empleados del metro.
Probablemente, gracias a estos contactos, emprendió su camino en la empresa pública de transportes, para quienes es «una compañera más, una persona normal y corriente», que ahora más que nunca (en lo bueno y en lo malo) ofrece a su marido su apoyo incondicional.
UNA «FASHION VICTIM» EN LA GENERALITAT
Siempre que tiene un minuto libre, Rakosnik lo dedica a su gran devoción: la moda. Ésta es tal, que incluso, en sus ratos de ocio, diseña joyas. Además, no hay desfile en la Ciudad Condal que no cuente con su presencia. Así, tiene previsto asistir hoy a la inauguración de la boutique de Losson en Barcelona. Cuentan que es precisamente en los desfiles y «showrooms» donde Rakosnik se inspira para luego asesorar a su esposo con sus estilismos. En cuanto a sus «looks» diarios apuesta por las firmas TCN y Sita Murt, aunque se confiesa una entusiasta de Loewe. Conocedora de la difícil situación que atraviesa el país, intenta dar una imagen de austeridad. Así, por ejemplo, acudió a un acto de la reciente campaña electoral vestida bajo una elegante estola de piel. Pero minutos después, parece que decidió quitárselo y esconderlo de cara a las posibles críticas de la opinión pública.
Apellido controvertido
Helena Rakosnik procede de una familia de origen checo. Al parecer, su tatarabuelo emigró a España, concretamente a Elche, para estudiar los palmerales. Actualmente su padre, Emilio Rakosnik, posee un grupo empresarial de renombre en el sector del cartón y, a partir de 2002, se adentró en el sector inmobiliario. Curiosamente, y pese a la importancia que Helena otorga a la familia, en el pasado llegó a cambiar su nombre: decidió escribirlo sin «h» frente al original «Helena» para no ser «tachada» de emigrante.
✕
Accede a tu cuenta para comentar