Londres

La irreverencia «chic» de Alvarno

El dúo de creadores aparca la pasarela con un guiño «underground»

Arnaud Maillard (izda.) y Álvaro Castejón, con sus diseños para el próximo otoño
Arnaud Maillard (izda.) y Álvaro Castejón, con sus diseños para el próximo otoñolarazon

Hay moda al otro lado de la M-30. Lo han descubierto los Alvarno. «Estar entre París y Madrid nos ha abierto la mente a nuevas realidades y por eso hemos decidido salir del barrio de Salamanca, que sería nuestra ''confort zone''», explica Arnaud Maillard, la mitad del dúo de creadores, sobre la vuelta de tuerca que han dado para presentar su colección para el próximo otoño-invierno. Han querido apearse de la pasarela para ofrecer otra experiencia: vivir con ellos la sesión de imágenes para su «lookbook», esto es, el catálogo de imágenes para venta.

Una nave en Carabanchel busca ser ahora un espacio de creadores, de la mano y el bolsillo de Laura Ponte, que pulula por la sesión de fotos con la tranquilidad de no estar frente al objetivo. Hace un frío que pela, pero las modelos aguantan casi impertérritas. Carla Crombie y Masha Bacer se refugian en una manta térmica hasta que el obturador dispara. Entonces, se despojan de la armadura metálica y se deja ver el «yo» de los Alvarno: una mujer rebelde, como el personaje de Isabel Adjani en «Subway».

Esto se traduce en una cremallera gigante dorada que simula ser una vértebra y que rompe con la estructura de un abrigo para convertirlo, a gusto de quien lo lleva, en chaqueta. En otras ocasiones, a la cremallera la sustituye una cadena que divide cortes y tejidos como la seda, la lana y el jacquard. La sublevación también se plantea al convertir una sudadera con capucha en una prenda «deluxe», haciendo sastrería del «sport» y otorgándole un bordado geométrico sobre negro y lana de lurex. La piel se desestructura gracias al kalgán de Santiago de Palacio y los volúmenes asimétricos contagian a las prendas. Sobre un vestido negro de encaje, llueven con maestría cristales multicolores, una pedrería que se hace XXL en los cinturones peplum. El acto de inconformismo «chic» se remata con unos botines góticos de vértigo con plataforma y tacón esculpidos en metal.

Una desobediencia con estilo, como la que han protagonizado ellos en la moda española. Nunca quisieron estar en Cibeles. Ahora, no quieren desfilar. «Nos sentimos con libertad de hacer lo que queremos. No hace falta sacar siempre un desfile para posicionarte en el mercado y que te conozcan las clientas. Mira, ayer enviamos unas fotos a Londres y hoy ya nos han pedido algunos diseños para estudiar su compra», explica Álvaro Castejón. Con esta declaración de intenciones, surge la duda: ¿No se reservarán para desfilar en París con Azzaro, la casa de alta costura que les fichó el año pasado? «¡Ah! Eso es otra dimensión», responden a coro.