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La inteligencia del silencio

La Razón
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A Urkullu le agrada mantener el control. Prepara los discursos y utiliza un lenguaje muy estructurado. Lo podemos ver cuando enumera con los dedos, cuando enfatiza su alocución con el brazo derecho o cuando mueve los brazos de forma contenida. Además, siendo un hombre inteligente, maneja a la perfección los silencios, pues entiende la importancia de crear expectación en su discurso.

En sus intervenciones se muestra excesivamente tenso y serio: tiene mucha rigidez muscular en los hombros, la mirada es excesivamente directa y el rostro carece de gesticulación, gestos que le restan mucha expresividad y naturalidad.

Tiende a unir las manos por dos motivos: este gesto trasmite cordialidad –lo mismo que con los movimientos suaves y circulares de sus brazos– y es una forma de tenerlas controladas.

El veredicto

Su arma secreta: los silencios.

Su punto flaco: las manos.

Miente con sus gestos: NO