Buenos Aires

Lección de Príncipes

Lección de Príncipes
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El pasado jueves, dos días antes de que el COI rechazara a Madrid como sede para los Juegos Olímpicos, Doña Letizia aterrizó en Buenos Aires para apoyar al Príncipe de Asturias en la recta final. Esa llegada tuvo un valor añadido a la imagen institucional del matrimonio, ya que se trataba de la primera vez que aparecían juntos públicamente después de un verano plagado de publicaciones sobre una supuesta crisis entre los Príncipes de Asturias. En los dos días y medio, el matrimonio no ahorró en paseos cogidos de la mano por las calles de Buenos Aires, con una perenne sonrisa como protagonista. Su jornada comenzaba a las ocho y media de la mañana; alojados en el hotel NH, atravesaban la puerta del Hilton y, desde esa hora, hasta alrededor de las nueve de la noche, no abandonaban el escenario de la recta final.

Si el cometido de la Princesa de Asturias era apoyar a su marido en su debut como embajador olímpico, las mismas fuentes aseguran que su papel no se limitó al de consorte. Precisamente, su proximidad a Don Felipe le hizo partícipe de las reuniones del Heredero con los miembros del COI, y puso su «granito de arena» en el discurso del Príncipe. Los ensayos se hacían de forma independiente en las salas de la oficina reservadas a la delegación española, y también había una puesta en común en el salón de actos, en la que todos los miembros del COE estaban presentes. Un punto importante en los ensayos era el entrenamiento de respuestas ante las posibles preguntas. «Por ejemplo, si se planteaba que se hiciera un guiño en español, alguien proponía que el Príncipe se hiciera una foto de una determinada manera... En estos momentos, Doña Letizia estaba muy activa».

Una gran responsabilidad

La última carta estaba sobre la mesa. A las 17:45 del 7 de septiembre, Don Felipe entonó la primera frase del discurso encargado de cerrar cuatro años de trabajo invertidos en que Madrid volviera a casa con la victoria. Un asistente al acto cuenta que, cuando terminó, le preguntó a la Princesa de Asturias: «¿Se ha fijado en cómo han seguido los miembros del COI el discurso?», a lo que respondió Doña Letizia: «No lo sé, he estado todo el rato pendiente del Príncipe». Porque si Madrid se jugaba la sede de los Juegos, para el Heredero de la Corona su contribución suponía, en gran medida, su reafirmación institucional. Personas cercanas a Don Felipe cuentan que la candidatura de los Juegos ha sido la responsabilidad más importante para él desde que fuera nombrado Presidente de Honor en enero de este año. Y, según afirman, en ese puzzle había una ficha significativa: Doña Letizia. En definitiva, la imagen de unidad de los Príncipes de Asturias no sólo era determinante para ellos, sino también para la candidatura.

Declaraciones inéditas

El Heredero ha sido consciente en todo momento de que, más que nunca, en España se necesitaba un «empuje anímico». De hecho, su mensaje tuvo una parte emocional muy significativa, en la que hizo referencia al Rey y la Reina, a la experiencia impactante de Barcelona 92 y al sueño al que aspira para sus hijas Leonor y Sofía. «El deporte es una inversión a largo plazo, se miden en generaciones. No en dólares. El deporte también proporciona algo más extraordinario, dignidad humana». Su alusión a los vínculos familiares quedó cerrada con un beso frente a las cámaras: el Príncipe esperó a una emocionada Doña Letizia y salieron juntos de la sala.

Después de conocer el veredicto del COI y dedicar Don Felipe unas palabras de ánimo a una sociedad que esperaba el «sí» con tanto empeño, se celebró un cóctel en la sexta planta del hotel NH. Un momento crítico para un sucesor a la Corona que no debe permitirse derrumbamientos públicos. «Estaba triste y decepcionado, como todo el mundo», asegura un miembro del COE. Don Felipe se dirigió a los presentes y a la sociedad española en un gesto inaudito, ya que su intervención tuvo tintes de rueda de prensa al admitir preguntas a los periodistas, tras lo que tuvo lugar su segunda intervención decisiva: la de «asistir» con los más de 300 invitados a la recepción que se había organizado tras la votación. Un encuentro con la rémora agridulce de la posible victoria. Según cuentan personas asistentes, los Príncipes, en el «do de pecho» final, se mostraron en todo momento muy cómplices entre sí. Alguien que les tuvo cerca en varias ocasiones, escenifica esta puesta en escena ante el centenar de personas. «Además de atender a todo el mundo, estuvieron muy cercanos el uno con el otro. Había momentos en que la gente les empujaba, y ellos, para no separarse, se cogían de la mano por detrás».

«El Príncipe tuvo gestos positivos y de cariño con todo el mundo», asegura Víctor Sánchez, secretario general de la candidatura. «A lo largo de toda la semana asumió dos actitudes muy importantes: de puertas adentro, apoyándonos a todos y preocupándose de que todos estuviéramos bien. No se perdía un ensayo de nadie. Y de puertas para fuera, dedicándose a la captación de votos sin descanso».

El secretario general del COE, una semana después de la derrota de la candidatura, tiene claro lo que le dejó un mejor sabor de boca: «El Príncipe de Asturias es el perfecto líder de una delegación entregada. Ha sido un completo lujo para todos nosotros poder contar con él para este reto».

Un gesto vale más que mil palabras

El pasado sábado, la Princesa de Asturias tuvo un gesto muy comentado. Desde su asiento en la primera fila del auditorio durante la exposición de la candidatura de Madrid 2020, mandó callar, llevándose el dedo índice a la boca, al director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Jorge Moragas, y al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.