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Los peligrosos amigos de Belén

La Razón
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Tenía que llegar. Más tarde o más temprano, Belén iba a volver a sus raíces. A ser la chica de barrio de siempre con amigos que le conseguían un frasco de perfume de Chanel nº 5 a mitad de precio. La rubia se ha quedado sola con su hija. Y se la vuelve a ver con Mariví, amiga y confesora desde la adolescencia, cuando ambas frecuentaban ferias y festivales taurinos. Lejos queda la fantasía potenciada por Belén y su mánager, en la que se suponía que mantenía una relación con Higuaín. Noticia que María Patiño se atrevió a confirmar gracias a los mensajes que en Twitter apuntaban al argentino como el presunto amor de la de San Blas. Toda una lección de periodismo merecedora del próximo Pulitzer. Desde la separación definitiva de Belén y el camarero del bar Rascacielos, los ojos de la Prensa están puestos en las salidas nocturnas de Belén. Tras tres meses recogida en casa trabajando cuerpo y mente, demostró en «Sálvame de Deluxe» que su analítica daba negativa en psicotrópicos. De lo que personalmente me alegro, pues llevaba viendo desde la época de «Sabor a ti» cómo se consumía su cuerpo, su espíritu y sus facciones... Belén se ha alejado de los problemas que compartía con Fran. Se ha renovado y vuelto a operar. Ha ganado peso y buen humor.

Pero es un «imán» que atrae los problemas y al que se le pegan los personajes más problemáticos de las noches de Madrid. Ni Higuaín, ni el Real Madrid, ni el tatuador de medio equipo son plato que la Princesa de Pueblo pueda catar. Belén tiene nuevas compañías; van en coches descapotables de marca, les gusta moverse por la noche más peligrosa y son capaces de dar una paliza a un reportero gráfico que se limita a trabajar en la vía publica fotografiando a un personaje público que sale de un local público. En resumen: un diente partido, moratones, arañazos... y un coche pateado.