Cádiz

Marta Miller: «Alfonso me pidió que tuviéramos un hijo, pero me dio pánico»

Mirta Miller concede una entrevista a LA RAZÓN en la que vuelve a insistir en que sigue pensando que el duque de Cádiz fue asesinado

A la izda, Mirta Miller en los años en los que conoció a Alfonso de Borbón. A la dcha., el duque en 1970
A la izda, Mirta Miller en los años en los que conoció a Alfonso de Borbón. A la dcha., el duque en 1970larazon

El 31 de enero de 1989, en las mesetas de Colorado (EE UU), en la estación de esquí de Beaver Creek, el duque de Cádiz esquiaba por la pista Eagle County acompañado del ex campeón austriaco Tony Sailer. Inspeccionaban el estado del escenario donde al día siguiente iban a congregarse 622 deportistas. Sailer advirtió que un cable atravesaba la rampa y previno del peligro en su idioma, el alemán, lengua que Alfonso de Borbón entendía a la perfección. Pero el duque de Cádiz no le oyó. El acero le seccionó el cuello...

Hoy, veinticinco años después de su muerte, la mujer que fue su gran amor durante los nueve últimos años de su vida, Mirta Miller, rompe su silencio en exclusiva para LA RAZÓN. La actriz conserva la belleza que hipnotizó al aristócrata, y nos recibe en su casa de Madrid para hablarnos de un luto eterno y de los grandes recuerdos que quedan en su corazón de un amor discreto y casi furtivo.

-En sus años como actriz fue una mujer muy deseada, pero sus amores, los de verdad, se cuentan con la mitad de los dedos de una mano.

-Fueron tres, Alberto, mi primer novio en Argentina; el francés Bernard Delagrange y Alfonso de Borbón. Ninguno más. Los dos últimos murieron trágicamente, y es duro vivir situaciones como aquéllas cuando se ha amado tan profundamente. Lo pasé muy mal. Bernard murió en un accidente de carretera con treinta y pocos años, y Alfonso a los 52.

-Con el duque vivió una relación intensa pero muy discreta, casi a hurtadillas.

-Fue inevitable. No quisimos hacer público nuestro amor. Alfonso era un gran hombre, con unos grandes sentimientos, la gente le tomaba un poco el pelo y no respetaba su señorío. Había mucha maldad contra él. Sufrí mucho con su muerte, me enteré de ella en un aeropuerto, recién llegada de mi país, Argentina. Me lo contaron en una pequeña sala y entré en estado de shock. No podía mantenerme en pie, no me lo creía. Habíamos tenido una pequeña crisis y yo quise cortar nuestra relación. Al final nos arreglamos, pero pasamos las Navidades de aquel año separados. Nunca llegué a pensar que no volveríamos a vernos jamás.

-Fue una muerte muy extraña, con muchas incógnitas sin resolver.

-Yo sigo pensando que a Alfonso lo asesinaron.

-¿En qué basa su teoría?

-Hay muchos puntos oscuros. Alfonso era un gran esquiador; frenaba de aquí a un metro aún viniendo con velocidad, era imposible que se «tragara» aquel cable que le seccionó el cuello. Me he enterado de bastantes cosas, y una de ellas es que hicieron desaparecer a las personas que colocaron en medio de la pista aquel cable.

-¿Qué recuerdo le queda hoy de Alfonso?

-Desde que murió, ningún hombre ha podido llenar el hueco que él dejó en mi corazón y en mi vida. Solamente salí con un chico más joven que yo y todo acabó muy mal.

Mirta define su relación con el duque como «un amor puro y desinteresado; yo me enamoré del hombre y no del aristócrata. Nunca me interesaron los títulos. Ni el dinero ni los blasones. Soy una mujer muy independiente y autosuficiente. No necesitaba que me mantuviera nadie».

-Estuvieron juntos nueve años, pero cada uno vivía en su casa.

-No convivimos jamás. Alfonso era padre y no quería meter una mujer en su casa. Era tradicional, igual que todo su entorno.

-Un entorno que no aceptaba a una actriz como futura duquesa de Cádiz.

-Posiblemente. Me debían ver como una cabaretera.

-¿El duque y usted nunca se plantearon una boda?

-No. Me pidió una vez que tuviéramos un hijo, soñaba con tener una niña, pero ser madre me aterró, me entró pánico. No sé lo que hubiera ocurrido de haberme quedado embarazada.

-Si el día 31, su familia celebra una misa en su memoria, ¿irá?

-No. En todo caso, le dedicaré una misa yo sola. El entorno carca de Alfonso no me interesa nada. Esos que le buscaron una novia aristócrata para figurar. Yo sigo hablando con las personas que trabajaron con Alfonso y ellos me aseguran que ésa mujer nunca estuvo en la casa del duque.

-¿Qué le enamoró de Alfonso?

-Su personalidad, su inteligencia y su señorío. Era un hombre muy detallista y muy tierno.

-Su madre, Emmanuela Dampierre, la apreciaba mucho.

-Era agradable, divina, y, conmigo, siempre fue muy amable. Aceptaba mi relación con su hijo, pero cuando vio que íbamos tan en serio, creo que se empezó a preocupar. En el fondo quería para Alfonso una mujer de sangre noble. Y yo quiero aclarar que nunca aspiré a ser duquesa de Cádiz. Solamente deseaba amarle y que me amara. Y mi recuerdo de aquella relación es que fue un gran amor. Te repito que la muerte de Alfonso me causó un gran shock... y que me costó años recuperarme de aquella terrible pérdida. Pero su recuerdo sigue muy vivo en mi corazón.

«Conocí a Carmen Martínez-Bordiú en un baño»

Inevitablemente hay que preguntar si en algún momento conoció a Carmen Martínez-Bordiú. «Sí. Yo estaba con mi novio Bernard en una cena en la que también se encontraban los duques de Cádiz. Entré en el baño y se abrió la puerta y entró Carmen. Fue una situación muy embarazosa. Me pareció muy simpática, no tengo nada contra ella ni me interesa su persona». En cuanto al contacto con Luis Alfonso de Borbón, explica que «no tengo absolutamente ninguno. Nos cruzamos en la calle un par de veces, y en una ocasión hablamos en un hotel. Es un hombre bueno y espero que se haya dado cuenta de mi papel al lado de su padre. Porque cuando era pequeño sentía muchos celos de mí».