Sevilla

Regalo amargo para Jesulín: derribar la plaza de «Ambiciones»

Regalo amargo para Jesulín: derribar la plaza de «Ambiciones»
Regalo amargo para Jesulín: derribar la plaza de «Ambiciones»larazon

Ni el papel protagonista en la quinta entrega de la saga «Torrente», ni la carta que en Nochebuena le regalaron los hijos que tiene junto a María José Campanario han conseguido que el diestro empiece el nuevo año con un dulce sabor de boca. La culpa, en esta ocasión, no ha sido de Belén Esteban, sino de su suegra, Remedios Torres, y su última intervención en «Sálvame Deluxe» –y ya van tres, polígrafo incluido–. La familia política del diestro, al más puro estilo del clan Pajares, lleva meses lavando la ropa sucia en los platós de televisión. La crisis y la falta de ingresos han hecho mella en los padres y en el hermano de la Campanario. Por eso, esta semana un casi secreto viaje de sus suegros a tierras andaluzas con motivo del 40 cumpleaños del diestro ha desembocado en una reunión de emergencia en la que se trató la polvareda que ha levantado la última intervención televisiva de Remedios Torres, cómplice de María José y condenada a prisión y a una multa de 1.800 euros. Desde la publicación de la sentencia, Belén Esteban no ha dejado de llamar «ladronas» a madre e hija cada vez que éstas salen al paso con nuevas declaraciones y destapan la caja de Pandora. Para colmo de males, la suegra de Jesulín amenazó en directo con una demanda por verse mancillado su honor con tanto «¡me lo llevo!» coreado por la «princesa del pueblo» y sus compañeros de programa. Por eso, la «pareja feliz» preparó estas Navidades una campaña en los medios al más puro estilo americano, regalando dos entrevistas «gratis total» en una revista del corazón y en un diario de tirada nacional. Algo impensable, pues «¡Hola!» le hubiese pagado muy bien los mismos cuestionarios apoyados por una sesión fotográfica. El caso es que todo parece perfecto: Jesulín cumple 40 años, está felizmente casado y quiere por igual a sus tres hijos. Pero un regalo amargo amenaza con aguarle la fiesta: la sentencia judicial que le obliga a derribar la plaza de toros de «Ambiciones».

El origen del problema

El 24 de mayo de 2002, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, con sede en Sevilla, desde su Sala de lo Contencioso Administrativo, notificó a Jesús Janeiro Bazán la sentencia con fecha del 30 de octubre de 2001 frente al recurso 585/1997, en la que se le obliga a demoler la «Plaza de Tientas» de la Dehesa Ambiciones, así como el resto de edificaciones que la rodean, por no cumplir con la normativa y ser indebidamente construidas. Asimismo, obliga también a que los terrenos afectados sean repuestos y vuelvan a su estado originario. Para encontrar el origen del problema hay que remontarse a la licencia de obra que el Ayuntamiento de Prado del Rey concede a Jesulín para restaurar y reformar la finca «Ambiciones» y su plaza para uso ganadero. Lo que ocurre es que la nueva plaza de ladrillo y cemento no tiene nada que ver con la plaza de madera que se usaba para tientas y selección del ganado bravo antes de que el diestro adquiriese «Ambiciones». Por tanto, la licencia concedida no contemplaba la envergadura de las obras y mejoras que se terminaron realizando. La plaza y las instalaciones se desplazaron hacia el arcén y lindes de la carretera CA-532, hecho que no pasó inadvertido al vigilante del servicio de carreteras de la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía y por el que Jesús Janeiro fue sancionado con una multa de 250.000 pesetas y condenado a la demolición de la plaza de toros y reposición de los terrenos en el plazo de un mes. Este tipo de edificaciones, así como portones, arcos y muros de acceso a las fincas ganaderas, están obligadas a construirse a una distancia de 16 metros del linde de la carretera general, ya que suponen un verdadero peligro para los vehículos que circulan por las carreteras andaluzas. Por ello, en caso de colisionar un vehículo en los límites de su propiedad y fallecer sus ocupantes, el torero incurriría en un grave delito contra la seguridad vial y, si se diese el caso, podría ser juzgado por un presunto delito de «homicidio por imprudencia», ya que, desde que se le notificó la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en la que se le obligaba a demoler la plaza de toros y resto de edificaciones, el torero ha hecho caso omiso y ha mirado para otra parte. Han pasado 12 años y en «Ambiciones» no se ha movido una piedra. Desde 2002 parece que los contactos en la Junta de Andalucía, organismos oficiales y la Judicatura, así como las relaciones personales de Jesulín, son mejores que las del resto de los andaluces, entre los que cabe destacar casos como el de Antonio Banderas y su casa de Marbella, Bertín Osborne y su casa de Jerez de la Frontera, o la mismísima Duquesa de Alba y su casa de la Milla de Oro... No todos los andaluces son iguales ante la Ley. Algunos como Jesús Janeiro Bazán cuentan con un ángel de la guarda que vela por sus intereses y evita demoliciones obligadas por sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, ante la que no cabe recurso.

Los temas tabú en las memorias del diestro

Jesulín de Ubrique tiende a cumplir con el dicho popular y parece que siempre «le crecen los enanos». A pesar de que se esfuerza en ofrecer una imagen positiva, incluso vendiendo a los medios que su matrimonio no tiene fisuras, al final, parece que el conflicto le persigue. La pareja intervino en el programa «Espejo público» y, de forma empalagosa, gritaron al mundo lo mucho que se quieren y lo felices que se sienten, mientras quitaban hierro a la enésima crisis matrimonial que se anunciaba en otra cadena. Para probarlo, mostraron un vídeo íntimo de la Primera Comunión de su hija en el que, después de que la niña bailase de forma arrítmica, con muy poca gracia y escaso arte flamenco, se ve cómo los dueños de «Ambiciones» se funden en un beso. ¿Alguien puede poner en duda su felicidad? Parece que sí, como ya demostró Kiko Matamoros, que, hace unos días, destapaba la presunta y monumental bronca en la casa de Jesulín y Campanario, que habrían discutido tras haberse enterado de que el diestro y Belén Esteban mantenían conversaciones telefónicas. Mientras, la «princesa del pueblo» amenazaba con tirar de la manta y contar lo que nadie de la familia quiere que se haga público, dando por hecho lo que ya avanzó en sus memorias: que vale más por lo que calla... En medio de este jaleo, Jesulín remata la semana y la faena mediática con el anuncio de que escribirá sus memorias, pero «dentro de diez años. Aún es pronto». Y yo, que soy muy retorcido, me pregunto: ¿será que dentro de una década ya podrá contar toda la verdad de su relación con Carlos Carretero, «El Turronero» (con cuyo nombre se bautizó la «operación Karlos») y demás «amigos»? El diestro sabe que podría haber ciertos temas tabú en su biografía, entre ellos, el proceso judicial en el que se vieron implicadas su mujer y su suegra, y los pormenores de su relación con Belén Esteban, quien, por cierto, le lleva un libro de ventaja. Ya se lo advirtió: «Te comería con cuatro frases, pero me voy a callar». Pero, ¿hasta cuándo lo hará?