Sevilla
Un amor truncado
María y Rodrigo se casaron en julio en Santander y querían formar una familia
El viudo de María, Rodrigo García Millán, llegó ayer a Sevilla arropado por la familia Villota. Todos se fundieron en abrazos y lágrimas. Atravesó de la mano de su suegra, María Comba, la estación del AVE conmocionado y con la mirada perdida. El fallecimiento de María por muerte natural había llegado sin avisar.
Meses antes de sufrir el terrible accidente en el aeródromo de Duxford, donde era la probadora del equipo Marussia, Villota había encontrado al hombre de su vida. Él era Rodrigo. El entrenador personal, de 29 años, se quedó prendado al conocerla. La asesoró durante la compra de una bicicleta y, desde entonces, no se han separado. Una de las pocas veces que se han dejado ver juntos en público fue el pasado mes de junio en la boda de Emilio de Villota jr. en Las Palmas, quien había aplazado la fecha del enlace hasta que su hermana estuviera recuperada. María eligió un vestido largo verde que lució a juego con un parche del mismo color: «Hoy estreno un parche verde esperanza», al escribir estas palabras en la red social aún no sabía que, pocos días después, Rodrigo le tenía preparado uno de los días más felices de su vida: se arrodillaría ante ella para pedirle la mano en un idílico rincón de Santander: «Sabía que algún día nos casaríamos, pero me sorprendió al pedírmelo antes de celebrar el primer aniversario de mi revivir. Fue unos días antes del 4 de julio en nuestro rincón favorito: un faro de Santander. Cuando me giré para contemplar el precioso atardecer, allí estaba él, arrodillado y con el anillo de pedida en su mano. Recuerdo que me emocioné muchísimo y lloré sin parar», afirmó poco después. Se dieron el «sí, quiero» en el mismo romántico lugar en el que se prometieron en julio lejos de los alardes mediáticos: «Quiero compartir con todos vosotros que Rodrigo y yo nos hemos casado en Santander. Estamos muy felices», volvió a confesar en su cuenta de Twitter junto a una imagen de ambos. Quería ser madre, formar una familia junto a él. Inseparables, se han enfrentado al duro revés que les tenía escrito el destino: «Ya estaba enamorada de él, pero después del accidente descubrí un amor incondicional que está por encima de todo», relató en una entrevista que concedió a la misma revista en la que escribía su blog. «¿Quién me va a querer así?», se preguntó al verse por primera vez las cicatrices y el ojo al descubierto. «Recuerdo la primera vez que me vi en el espejo. Mi madre me acercó en silla de ruedas y me quedé aterrada», relató durante su primera rueda de prensa. La respuesta: todos lamentamos su muerte.
«Tenía que ir al cielo»
La familia de María (a la dcha., sus padres) emitió a primera hora de la mañana de ayer un comunicado (a la izda.) para confirmar su fallecimiento, conocedora del enorme número de amigos y seguidores de la piloto que lloran su muerte.
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