Los Ángeles
«Los mayores son aburridos, viven en un mundo soso»
Daniel Sánchez-Crespo / Creador del videojuego «InviZimals». Ha ideado el videojuego español que ha arrasado en medio mundo
La saga «InviZimals» ha superado el millón y medio de ventas y está presente en más de 40 países. Uno de sus creadores, Daniel Sánchez-Crespo, ha visitado en los últimos días la «Alianza de Cazadores InviZimals,» un evento establecido en la antigua estación Norte de Madrid que recrea el fantástico universo cuyos mejores conocedores son los más pequeños de la casa. Jovial y muy concienciado con la educación de los niños, Daniel recibe a LA RAZÓN en el mundo invisible de estas criaturas.
–En pocas palabras, ¿qué es «InviZimals»?
–Es un videojuego de fantasía en el cual, básicamente, hacemos creer a los niños que estamos rodeados de seres invisibles, que son los InviZimals. Y los niños se convierten en buscadores, cazadores y entrenadores de éstos, que serían como fantasmas.
–¿De qué fuentes bebe?
–Tiene mucho más de «Cuarto Milenio» que de «Pokémon», para entendernos, porque está influido por nuestra fascinación por el mundo oculto y, evidentemente, de coleccionar «bichos». ¿Por qué funciona esta fórmula? Porque a los chavales les gusta completar colecciones. Y, en tercer lugar, también por Sony, que nos ha ayudado a afinar la idea para que calara. Por ejemplo, nos convenció de que la fantasía que queríamos crear fuera dirigida a niños más pequeños de lo que pensamos inicialmente.
–¿Cómo fueron sus inicios?
–Fundamos Novorama cinco personas a base de trabajar gratis, que es como se ha hecho todo para empezar. Nos regimos por lo que yo llamo la «filosofía de la escalerita», que consistía en ir haciendo pequeños proyectos para aprender. De hecho, a base de mucha prueba y error, poco a poco fuimos encontrando la fórmula de lo que funcionaba.
–¿Qué características tiene un buen desarrollador de videojuegos?
–Mucha creatividad y gran disciplina, porque es muy fácil ser creativo, pero menos lo es tener autocontrol a nivel de llevar un presupuesto. Es decir, hay que ser creativo y muy disciplinado.
–Tiene una hija de tres años y otra en camino. ¿Cómo entiende que tiene que ser la relación entre videojuegos y niños?
–El ocio de los niños lo tienen que controlar sus padres, que son los que deben proponer las diferentes opciones, que han de ser ricas y variadas. Un niño tiene que jugar a videojuegos, pero también ir al parque, practicar deporte y hacer los deberes. Los padres no pueden olvidar nunca que son los que mandan (¡faltaría más!). Entonces, debemos aprender a decir «no» a los niños. Los videojuegos no son diferentes. No hemos de olvidar que nuestro papel como padres es el de acompañar al hijo en todo: en las relaciones con amigos, en la alimentación y también en los juegos. Es importante que, por ejemplo, a este evento acompañen a sus hijos, porque así verán a lo que juegan. En cuanto al tiempo, insisto: cada niño es diferente. A lo mejor, un día juega dos horas, pero al siguiente no coge la consola. El ocio tiene que ser variado, porque si no pasa de ser ocio a convertirse en trabajo y ya no tiene gracia.
–¿Está dirigido este juego más a los niños o a las niñas?
–«InviZimals» es un juego neutro en ese terreno. Nos gusta mucho huir de los clichés típicos anglosajones y defendemos la igualdad de género. Nuestros dos protagonistas son un chico y una chica, y nada de: «somos de Los Ángeles y nos llamamos Brandon y Jodie». El chico se llama Hiro, es japonés, y la chica Jazmin, y es hindú. Y en la serie de animación que estamos haciendo lo mismo: la protagonista femenina es brasileña y los masculinos son de Japón y de Liverpool. Siempre intentamos mantener el máximo equilibro posible, pero es inevitable por un motivo principal: el porcentaje de consumidores de videojuegos se decanta por poco al lado masculino, y es evidente que todo tiene una línea algo más masculina por exigencias del mercado.
–¿Qué espera de la serie de televisión que se hará a partir del mismo?
–Me sorprendería mucho que no fuera un exitazo. Conozco muy bien qué es InviZimals y qué les gusta a los niños y creo que ésta es el complemento perfecto. La serie, en cuanto a narrativa, es descomunal. Si te gusta este mundo, te pones a verla y no acabas. Tenemos más de 40 esquemas de guión y 350 personajes; da mucho de sí.
–¿Qué sueños ha cumplido y cuál queda por cumplir en su trabajo?
–La sensación de que dentro de 15 años habrá críos que se acordarán de algo que yo me inventé es genial. El miedo nos impide tomar decisiones incómodas y, si algún día «InviZimals» se acaba, pues me dedicaré a otra cosa. Aunque ha arrasado, lo ha hecho en unos territorios más que en el resto. Entonces, un sueño por cumplir es que Japón se rinda a los «InviZimals».
–¿Cuándo habrá uno para mayores?
–Los mayores son aburridos. Viven en un mundo soso en el que no se preocupan de ser felices, sino sólo de los números. En estos momentos, ese tipo de público no me interesa. Hemos perdido la capacidad para ilusionarnos con las que lo hacíamos cuando éramos pequeños. Los últimos años han sido tremendos para el mundo de los adultos y sería bueno que nos ilusionáramos más. No hay que arreglar el mundo de los niños, hay que arreglar el mundo de los mayores.
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