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Mascotas

María José Montiel: «Cuando ensayo, Maxi intenta imitarme con ladridos y aullidos»

La mezzosoprano, que ha estado en el Liceo de Barcelona con «La Gioconda», no quería mascotas tras la muerte de sus gatas. pero hace unos meses llegó la Jack Russell MMaxi, todo un «runner» doméstico que le da paz a la cantante

María José Montiel, con Maxi, su perrita Jack Russell de cuatro meses
María José Montiel, con Maxi, su perrita Jack Russell de cuatro meseslarazon

La mezzosoprano, que ha estado en el Liceo de Barcelona con «La Gioconda», no quería mascotas tras la muerte de sus gatas. pero hace unos meses llegó la Jack Russell MMaxi, todo un «runner» doméstico que le da paz a la cantante.

«Después de que se me murieran dos gatas, de 17 años, tuve dos años de duelo. No quería ninguna compañía de cuatro patas, después de toda la vida recogiendo animales. Pero hace pocos meses mi hermana me regaló una perrita Jack Russell, porque queríamos que viajara con nosotros a todas partes, y no tener que dejársela a nadie. Puede, incluso, ir en mi bolso en la cabina de un avión», nos dice la mezzosoprano que ha actuado recientemente en el Liceo con «La Gioconda». En su día libre, nos acercamos hasta su casa y tardamos dos horas en hacerle las fotos a Maxi, porque no hay forma de que pare, con sus cuatro meses llenos de energía. «Duerme con nosotros, se sube a los sofás, a las sillas... es tan chiquitina que ni molesta» –y tiene que hacer una pausa muerta de risa porque la perra acaba de coger una zapatilla y arranca a corretear por toda la casa–. «No la regaño mucho, solo si hace algo, y lo hago en el acto, de lo contrario no entendería nada... pero si se porta bien, la doy un premio. Quiero que conserve ese espíritu noble, cariñoso, que siga siendo esa perrita que se acerca a los niños para jugar». Lo más curioso de Maxi, es que cuando María José ensaya en casa, «canta conmigo. Intenta imitarme con ladridos y aullidos... (risas). Evidentemente no entona, pero se la tiene que llevar mi marido a otro sitio porque no puedo seguir». Maxi, además, es una perra «culta» que ya ha ido al Liceo, «me la llevé al camerino en un transportín porque quería que la vieran los compañeros. Estuvo jugando todo el tiempo con la hija de la fabulosa bailarina de la ópera. Así es que ya tiene su foto con artistas destacados». En la ópera tiene el rol de madre de la Gioconda y, como es ciega, pasa toda la función con los ojos cerrados para meterse en el papel y emular los movimientos de una invidente, nos dice la mezzo que quizá se plantee darle un hermanito perruno a Maxi, «es que los animales nos dan verdaderas lecciones de amor, entrega, ternura y compasión», aclara quien ha cosechado éxito de crítica y público con esta producción de Pier Luigi Pizzi y que muy pronto, después de abordar en Madrid la cantata «Alexander Nevsky» de Prokofiev con la Orquesta Nacional (el próximo mes), empezará con los ensayos de «Sansón y Dalila» para estrenar en el Teatro de Mérida el 27 de junio. «Es una producción de Paco Azorín y será maravillosa», asegura con su inconfundible voz; incluso su risa es armónica... y no cesa de ejercitarla. Así nos despedimos de ella y de Camilo, su marido, mientras Maxi ha cogido lo que parece un trapo, y corretea a toda velocidad por el salón. Un verdadero «runner» doméstico al que no se le acaban las pilas que da paz y amor a una de nuestras mejores cantantes.