Turquía

Mary Carmen y Fernando Esteso serán una pareja de cine

La Razón
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Ojo; es un dato elocuente a tener muy en cuenta. Puede marcar un cambio en los gustos televisivos. Kiko Rivera sólo alcanzó un 12% de audiencia al sentarse el sábado en el «prime time» de Emma García y, horas más tarde, María Teresa Campos lo superó al conseguir un 13% largo con su «Tiempo tan feliz». Un programa que resultó modélico en variedad, sentido clásico y hasta risas provocadas por Doña Rogelia, que reapareció con Mary Carmen, tan fresca, optimista y desafiante como en sus mejores tiempos. Incluso lanzó una indirecta al ministro Montoro. Fue un aperitivo de lo que a primeros de febrero hará en el Teatro Amaya, alternando los fines de semana con la temporada de Pedro Ruiz.

Insisto, algo está cambiando, y se busca la variedad por encima de los dramas familiares tan bien administrados como el de Rosa Benito, que también se quedó con un 18% de «share», muy por debajo al 25% conseguido en la vuelta de su aún íntima Belén Esteban. Su capacidad de transmitir resulta imparable, incluso sin los desplantes característicos, quizá rebajados por el tratamiento que sigue. De eso también adoleció la imagen de la cuñadísima, más atemperada de lo habitual. Contó con tranquilidad su intento de suicidio, sin parangón con sus desmadres dramáticos, llorosos y compungidos cuando aguantaba en directo los cuernos públicos de su marido. Quizá faltó emoción real. Su distanciamiento de la triste circunstancia le relegó de protagonista a narradora. «¿Encontraste a tu madre serena, entera y recuperada?», preguntó la Campos a Chayo Mohedano. Apenas respondió y también le costó desmentir que hiciera circular un «tuit» en el que descalificaba a los colegas, amigos –o lo que sean– de su madre de «Sálvame». Estuvo rotunda, pero sin excesiva convicción. «Nunca lo hubiera hecho. A mi madre la vi guapa y con ganas de abrazar a sus compañeros», ahí quedó.

¿Cuál fue la fórmula de la presentadora para encandilar y lograr una audiencia que ya es habitual? La de siempre. Además de contar con Chayo, que comentó hasta el silencio de la modélica entrevista de Jorge Javier –que enseguida metió el diente en la segunda pregunta; pensaría: «¿A qué demorar lo de su intentona?»), convocó una buena representación de los hijos de Antonio Molina, nietos incluidos. Cómoda imagen de familia normal, algo atípico en el mundo de la farándula. Allí estaba desde el primogénito Antonio a Micky –que sigue con el espectáculo homenaje a su padre, tan pescador de coplas–, y una Mónica que este jueves ofrece concierto dentro en el Centro Cultural. Diana Navarro y Juan Valderrama van de complemento de quien es figurón en Turquía. Lo comprobé en un viaje reciente a Estambul, donde el Gran Bazar estaba empapelado con sus carteles. Como final, las gracietas de Doña Rogelia en su mejor momento, con una Mary Carmen incorporada al reparto de «Torrente 5» en la que bajo una boatiné la emparejarán a Fernando Esteso. Darán que hablar y risas sin fin.