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Irene Montero vuelve a “desnudarse” en Instagram y comparte sus fotos más íntimas

La ministra lo ha vuelto a hacer. Ahora le toca el turno a las arengas sobre la lactancia materna, de la que es defensora

Irene Montero
Irene MonteroChema MoyaEFE

Irene Montero ha vuelto a sorprender hasta en las filas de la formación morada. La ministra de Igualdad ha compartido en su perfil de Instagram varias fotos íntimas. En ellas se ve como la política, de 33 años, da el pecho a sus tres hijos. En una imágen, muestra a sus mellizos Leo y Manuel, que ahora tienen tres años. En una segunda, a la pequeña Aitana, de dos años de edad. Montero ha utilizado emoticonos para tapar los rostros de los hijos que ha tenido con Pablo Iglesias. ¿Por qué Montero ha decidido compartir con sus seguidores estas imágenes tan íntimas? La ministra ha decidido, haciendo uso de su poder mediático y político, que no necesita más portavocía que las redes sociales, cual «influencer» capaz de viralizar contenidos y marcar tendencia.

Cualquier organismo de salud aconseja amamantar hasta los dos años de edad. La lactancia materna prolongada es un hecho cotidiano en otras culturas, pero muy poco frecuentes en las sociedades occidentales. La realidad es que en nuestro país apenas un 30 % de las mujeres da el pecho durante más de seis meses a sus bebés. Convertida, en decreto, motaleja o exhibición, las imágenes de la ministra suscitarán la crítica de mujeres que, por optar por leches artificiales sufren verdadera tortura psicológica. No olvidemos que existen colectivos fanáticos que convierten la lactancia materna en dogma y tratan de imporner esta medida como el «summum» de la maternidad perfecta.

Hace unos meses, su ahora enemiga Teresa Rodríguez reclamó una ley sobre protección de la lactancia natural, parto respetuoso y crianza con apego e hizo un llamamiento a «comadres, compadres e interesados en colaborar». Pero lo cierto es que ni el amamantamiento ni el destete de los retoños de Montero debería tomarse como un ejemplo de nada. Simplemente es una estampa familiar y cotidiana. El peligro de un político al exponer su vida privada, y más en aspectos tan importantes como es la salud, es que los ciudadanos tomen al pie de la letra decisiones que no deberían sobrepasar el ámbito privado, ya que cada uno tiene sus propias circunstancias personales.

La imagen en la que emula a la Virgen de la Leche puede transmitir ternura, pero también prepotencia. ¿Debería de haber cruzado esa línea? ¿Consideran sus asesores que la dignifica como mujer y política? ¿O realmente no se deja aconsejar? La ministra inaugura un fenómeno muy usado en otros países, el de los políticos prescriptores que muestran en sus redes su privacidad para llegar a potenciales votantes. La exigencia, a parir de ahora, sería la transparencia.