Opinión
La crónica de Amilibia: Cuidado, MAR, quieren matar a tu cerdo
Pintada de los 70 en las paredes de Madrid: «Muerte al cerdo de Santiago Carrillo». Alguien añadió debajo irónicamente: «Cuidado, Santiago, que quieren matar a tu cerdo». Ha contado Carmen Morodo en este diario que Génova querría la cabeza de Miguel Ángel Rodríguez, jefe del Gabinete de Ayuso, como condición para sentarse a fumar la pipa de la paz definitiva con la presidenta. Pipa, cañas y cabeza de jabalí a modo de tapa. Parece que MAR no despierta entusiasmos indescriptibles en la sede del PP ni figura en su listado de felicitaciones del día de San Valentín, al contrario: hoy le odian más que ayer, pero menos que mañana. Quieren la cabeza de quien guía a Díaz Ayuso por el camino de la virtud política, del supuesto estimulador o «Satisfyer» de sus ambiciones. De momento, cuentan que MAR no se inmuta: está releyendo a John Le Carré y a Villarejo con la intención de descubrir a los agentes dobles que pululan por las cloacas de Sol y pasan información a los genoveses.
Ojito. Este recio y avispado vallisoletano es devoto, cuentan, de San Dionisio, quien tras ser decapitado caminó seis kilómetros con su cabeza bajo el brazo para entregársela a una mujer de la nobleza y luego desplomarse. MAR es capaz de entregarle su cabeza a Ayuso para que no olvide jamás sus prédicas, y seguir caminando tan fresco, como cualquiera de los 130 santos cefalóferos (mártires con la cabeza en las manos) que reconoce la Iglesia. Parece que aún nadie ha escrito en las paredes «Muerte al cerdo de Miguel Ángel Rodríguez». Si lo hicieran, yo añadiría: «Cuidado, MAR, que quieren matar a tu cerdo». Y sin constatar tan siquiera si tiene cerdo.
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