María Edite: “Julio Iglesias me destrozó la vida”

Una autobiografía y una película desvelarán definitivamente los pormenores del idilio entre Julio Iglesias y la bailarina portuguesa María Edite Santos. Según cuenta ella, «mantuvimos relaciones sexuales y me quedé embarazada de mi hijo Javier. Nos conocimos en 1975, en la sala de fiestas Las Vegas de Sant Feliú de Guixols donde los dos trabajábamos. Le gusté y me fue a ver a mi camerino. Iba detrás de mí. Su insistencia, aunque al principio me negué a un encuentro, me convenció. Ya estaba casado con Isabel Preysler, pero él me lo ocultó. En nuestra primera cita hicimos el amor y creo que fue esa misma noche cuando me dejó embarazada».

Ha escrito su autobiografía, que titula «Bailando entre sombras» (Editorial Celebrity), y asegura que «te atrapa desde la primera página a la última. Está escrita por mí y por mi amigo Víctor de la Vega, y el libro pretende que la gente conozca a la verdadera María Edite».

¿La engañó Julio prometiéndole que sus intenciones eran serias?

Sí. Era cariñoso, sus miradas indicaban algo que luego no fue. Desapareció de mi vida totalmente y ni tan siquiera pude contactar con él para contarle que esperábamos un hijo. Me quedé sin dinero. Mi situación era angustiosa. Fui a dar a luz sola y salí del hospital con mi hijo en brazos igual de sola. Julio me destrozó la vida, pero mi hijo Javier me ha compensado del todo el sufrimiento, porque es maravilloso. A Julio nunca le ha importado nuestro hijo, le desprecia por completo. A las pruebas me remito. Javier y yo lo hemos pasado muy mal: hambre, penurias, sufrimiento, llantos… Mi madre no quiso que volviera a Portugal con mi familia, no concebía que fuera madre soltera… Le preocupaba el qué dirían. Me quedé en España y pude mantenerme porque la dueña de un restaurante me dejó un pequeño apartamento a cambio de trabajo en su local y comida. No ganaba ni un duro. Con el paso del tiempo me casé con su hijo.

¿Cuándo se enteró Javier de que su padre era Julio?

Vivíamos en Valencia y Julio vino a cantar allí, al estadio de Mestalla. Intenté verle y me llevé a Javi conmigo, que ya tenía trece años para que conociera a su padre. Pero no conseguimos verle. Le habrían avisado y debió esconderse. Sí nos encontramos con su padre, el doctor Iglesias Puga, y al explicarle que Javi era su nieto llamó a los de seguridad y nos echó de allí de mala manera, casi a patadas.

¿Sabía Iglesias de la existencia de ese hijo?

Sí, se lo desveló una compañera mía del ballet cuando Javier tenía un año. Coincidió con Julio y se lo contó, y él se hizo el tonto, como siempre, no quiso saber nada del niño. Estamos ante un hombre mentiroso, ante un caso de maltrato psicológico.

Las dos partes acabaron enfrentadas en los tribunales, en un proceso que dura décadas y que ahora está a la espera de la resolución del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

El proceso se está alargando tanto porque Julio mueve muy bien sus contactos y mete recurso tras recurso. El todopoderoso es él, nosotros somos las víctimas. Pero en Estrasburgo ya se han dictado sentencias favorables a mujeres que viven la misma situación que la nuestra, y confío en que esta vez ganaremos definitivamente. Porque las pruebas biológicas demuestran al 99,9 por ciento que Julio es el progenitor de Javier. Con ello están saliendo a flote las mentiras de Julio Iglesias. Incluso de que buscó testigos falsos para que declararan contra mí. Uno de ellos, ya fallecido, reconoció que se había prestado a la farsa a cambio de dinero. Pero, si hasta intentó sobornar a mis propios testigos, es indigno, increíble… ¿Sabe lo único que no puede comprar?: la muerte.

¿Si le propusieran ahora una reunión amistosa con Julio iría?

No quiero ni verle. Nos ha hecho demasiado daño. Que sea la Justicia la que dictamine… Yo no tengo el menor interés en encontrarme cara a cara con ese mentiroso.

¿Javier se prestaría a ese encuentro?

Mi hijo que haga lo que quiera. Pero el daño ha sido horroroso. A Javi le duele muchísimo la situación, y a mí también. Es imposible pasar página, miro a mi hijo y es igual que su padre físicamente. Son clavados. Pero quiero dejar claro que, por encima de todo, este proceso judicial lo emprendimos por dignidad, para que se haga Justicia.

Dos años bajo la sombra de la infidelidad

«Mucho nos debe Julio Iglesias por lo mal que lo hemos pasado tanto mi hijo como yo. Me he esclavizado para sacar adelante a Javier. Estoy segura de que la opinión pública no piensa que nos movemos por dinero, están totalmente a nuestro favor. Julio Iglesias no tiene conciencia, su corazón es de hielo, está vacío por dentro, si no, no habría permitido esta situación. Pero se sabrá la verdad. Me ha llamado una directora chilena para proponerme rodar una película sobre nuestra vida. Y lo veo bien. Tanto la autobiografía como la película van a levantar un gran revuelo», afirma.