Opinión

El diario de Amilibia: Cayetana y el Galán de Tranvía

Si el perejil encendiera en el sentido que usted y yo entendemos, estaríamos por primera vez en la historia de los gobiernos monclovitas con un ministro/viagra o, si lo prefieren, con el galán de tranvía ideal

Sesión plenaria, Congreso de los Diputados. Cayetana Álvarez de Toledo.
Sesión plenaria, Congreso de los Diputados. Cayetana Álvarez de Toledo.Cipriano Pastrano DelgadoLa Razón

El lector/a que tengo por ahí sabe de sobra la animadversión, casi fobia, que siento por esa mala costumbre de los políticos de no explicar como Dios manda sus mensajes, su doctrina, sus eslóganes e incluso sus metáforas más divertidas, porque así contribuyen al aumento del caos y la confusión, que así anda el personal tan agilipollado. Cayetana Álvarez de Toledo, mujer culta y quizá por eso desaprovechada en la política, ha definido el sanchismo como «la mentira, la chulería y los andares del galán de tranvía». Sí, hay tranvías en nuestras ciudades, pero ¿cómo es exactamente un galán de tranvía? ¿Equivale o es similar al galán de piscina municipal marcando paquete desde el trampolín en día festivo? ¿Al galán que arrima material bailando «El chocolatero» en las verbenas? ¿Al galán made in Torrente, jugando a las pajillas mientras «apatrulla» la ciudad? ¿Al galán en modo Óscar Puente presumiendo de hándicap en el club de golf de Puerta de Hierro?

No sé si Susanna Griso, experta en galanes, tiene la respuesta, pero ha definido precisamente a Óscar Puente como «el ministro que está en todas las broncas, el perejil de todo lo que se enciende». Más dudas, le grito al televisor. Solo Arguiñano podría decirnos si el perejil enciende algo, pero está muy atareado preparando un caldo de cocido para Gallina Blanca y no puede ponerse. Si en verdad el perejil encendiera en el sentido que usted y yo entendemos, estaríamos por primera vez en la historia de los gobiernos monclovitas con un ministro/viagra o, si lo prefieren, con el galán de tranvía ideal, que por algo es ministro de Transportes.

Y no sé yo (ni nadie, porque con Él nunca se sabe) si esta competencia por el trono de Galán de Tranvía será del agrado del Apolo de la Moncloa, ¿verdad, Cayetana?