Opinión

El diario de Amilibia: Dicen que se ha ido al Tíbet

Quiere, dicen, encontrarse a sí mismo o hallar su yo más profundo, a elegir

Pedro Sánchez en el pleno de investidura en el Congreso de los Diputados.
Pedro Sánchez en el pleno de investidura en el Congreso de los Diputados. Alberto R. Roldán La Razón

Cuentan las lenguas viperinas de la derecha, la ultraderecha y más allá de la más extrema derecha, que nada más terminar de redactar su carta a la ciudadanía, esa enorme declaración de amor a la Bego, Él se montó en el Falcón y ordenó al comandante que pusiera rumbo al Tíbet, donde se encuentra ahora reflexionando y escuchando los cuencos tibetanos que mejoran el enfoque y la concentración, equilibran los chakras y alivian la melancolía y la ansiedad. Quiere, dicen, encontrarse a sí mismo o hallar su yo más profundo, a elegir. Las portavoces sociatas creen que también realiza esta peregrinación en busca de la luz para dar ejemplo a la oposición cerril que, con armas de destrucción masiva, busca la devastación de su familia y su persona y enloda las almas puras de quienes luchan por traer la democracia popular u orgánica a este país. O sea, que reflexione igualmente Feijóo.

Según algunas fuentes, parece que ha sido visto en el monasterio de Drepung, el más grande del Tíbet, alimentándose de té de mantequilla de jak y escuchando a su actual gurú favorito, Avikita Riponché, el que dice «no dejes que una típica frase de autoayuda anime tu día de mierda» y «el secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio; si puedes simular eso, lo tienes hecho», frase que luego plagió Groucho Marx durante una visita a la Casa Blanca. Abandonó a su anterior gurú, Padmasambhava, porque se volvió majareta y ahora repite todo el día a golpe de gong «los políticos y los pañales han de cambiarse a menudo y por la misma razón».

Las autoridades chinas temen que al final se autoproclame Dalai Lama y se ponga al frente de los tibetanos independentistas recitándoles frases de Otegi y Puchi y de su invencible «Manual de resistencia».