Opinión

El diario de Amilibia: «El señor Puchi tuvo que salir»

Quizá después de proclamar la independencia, sufrió un apretón y no halló trono digno de un president a la fuga hasta que llegó a Waterloo

Public act of Carles Puigdemont in Northern Catalonia after the European justice has removed his immunity, in Prada de Conflent, France.
Public act of Carles Puigdemont in Northern Catalonia after the European justice has removed his immunity, in Prada de Conflent, France.MARC ASENSIONurPhoto via AFP

Leo: «La portavoz del PSOE se estrena afirmando que Puigdemont “tuvo que salir”» Fino estreno, le grito al televisor. «El señor ha salido», comunicaban las doncellas o secretarias al atender tu llamada, y te quedabas mosqueado sin saber si realmente había salido o estaba ensimismado en el infinito de ZP o ligando por Instagram. Así que, según Esther Peña, Puchi no se fugó en el maletero de un coche, sino que «tuvo que salir» de Cataluña. Como el ejecutivo que se ausenta un momento de la reunión porque necesita ir al WC. Quizá después de proclamar la independencia, Puchi sufrió un apretón y no halló trono digno de un president a la fuga hasta que llegó a Waterloo. Los historiadores deberían dedicar más atención a lo decisivas que han sido las colitis en algunos momentos transcendentales, aunque les parezca un tema menor o humillante para el personaje histórico afectado.

Marisú Montero ya negocia con Junts los Presupuestos, cuentan. Y pide «no calificar sus pactos como una humillación». No es cierto que haya prisas por si el pacto principal (la amnistía a la carta) se fuera al carajo en estos momentos de reelaboración de la cosa, explicará Peña con la firmeza que le caracteriza. Y podría añadir que es muy difícil renegociar y pactar con Junts porque «cada vez que el Legislativo mueve ficha, un juez mueve ficha», como dicen en su partido quizá insinuando que están jugando al parchís o al dominó, a elegir.

Leo: «Ferraz acusa a los jueces de boicotear la ley de amnistía», y el titular me recuerda el caso del criminal que se defendió ante los jueces diciendo que él no tenía la culpa de que la cabeza de la víctima se interpusiera en el trayecto de su bala. Una disculpa digna de análisis por la señora Peña.