Opinión
El diario de Amilibia: ¿Será que Él imita a Donald Trump?
Dice el profesor Pablo de Lora: «El ciudadano medio prefiere que le mientan y que le digan lo que quiere oír»
Leo: «Trump tacha su juicio por fraude de caza de brujas. Los 91 cargos que pesan en su contra han disparado su popularidad». Y Donald, jocoso, ha gritado a sus fans: «Cuatro imputaciones más y ya estoy en la Casa Blanca». Es lo que hay en el circo mundial. Aquí, dicen que Él parece inspirarse en Trump. Y que tacharlo de mentiroso enumerando sus engaños, mostrando a las claras sus trampas e incoherencias, no hace sino acrecentar el fervor de sus devotos y socios en general. Dicen las encuestas que pese al pim, pam, pum de las cloacas mediáticas, o gracias a él, el muñeco apolíneo gana votos. La mierda que le lanzan los columnistas abona el huerto al que nos quiere llevar a todos.
La sociedad infantilizada prefiere el truco del ilusionista a la realidad. Eso es el populismo. Dice el profesor Pablo de Lora: «El ciudadano medio prefiere que le mientan y que le digan lo que quiere oír». El sanchismo es muy hábil, pasen y vean: primero crea la confusión, luego el caos y al final ya nadie distingue la verdad de la mentira, y muchos menos la mentira de los cambios de opinión. «Yo no miento, cambio de opinión» es el aleph de su metafísica y su metaverso, el mantra en la mesilla de noche. Neurocientíficos de las universidades de Washington y Harvard descubrieron que el comportamiento no ético produce emociones positivas: los embustes provocan un subidón en el mentiroso, pues engañar libera dopamina, la hormona del placer.
Él lo descubrió mucho antes. Parodiando a Trump, podría venirse arriba y confesarle a Begoña en una noche loca: «Cuatro mentiras muy gordas más y nos quedamos en la Moncloa hasta 2030, por lo menos». Pura dopamina.
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