Justin Trudeau: adiós al político que encontró en los calcetines su érotica del poder

El primer ministro de Canadá tomó la decisión de dimisión durante las vacaciones de Navidad, después de consultarlo con su familia. El 9 de marzo el Partido Liberal de Canadá elegirá a su nuevo líder y Justin Trudeau pasará a la historia como un maestro del maquillaje, por su habilidad para presentar como crecimiento del país ese fenómeno de trabajadores que no llegan al mínimo para vivir. También lo hará por sus extravagantes calcetines a los que dotó de gran simbolismo político. Con ellos hizo política y demostró que hay una forma divertida y nada monótona de vestir el poder.

Esta prenda fue, durante sus nueve años en el cargo, objeto de deseo y de desprecio al mismo tiempo. En un debate sobre presupuestos, el parlamentario conservador Tom Kmiec llegó a sugerir de forma satírica que habría que nombrar un ministro para la selección de calcetines. Trudeau se olvidó de los grises y blancos de su padre, Pierre Trudeau, primer ministro canadiense durante dos mandatos, y apostó por una alocada gama de colores, patrones y temáticas. Desde el Ramadán a instrucciones para preparar un gin tonic. Todo, menos la monotonía, cabe en sus calcetines.

En el desfile del Orgullo de Toronto, el 25 de junio de 2017, se presentó con un modelo de rayas de arcoíris y la inscripción "Eid Mubarak". Ese mismo año, en la cumbre de la OTAN, los escogió rosas y azules con el símbolo de la organización. Como era de esperar, no pasaron desapercibidos y muchos de los líderes presentes inclinaron la cabeza para verlos mejor. Otros se preguntaron si la fuerza de los calcetines conseguiría sumar paz y prosperidad al mundo. Sus preferidos, los que llevan hojas de arce rojas, un homenaje a la bandera de Canadá, aunque también los ha usado de Star Wars, coincidiendo con el Día Internacional de la película de George Lucas.

En su gira de siete días en la India, en las que tuvo reuniones con los principales líderes sobre asociaciones estratégicas bilaterales, lucha contra el terrorismo, energía y comercio, fue inevitable que todos los ojos se fijasen en la huella diplomática y política que dejarían sus calcetines. Y no defraudó. Trudeau lució cuadros psicodélicos en reuniones bilaterales e incluso en un gurdwara (lugar de culto) para celebrar el Día de la Khalsa. Se le vio también paseando con estampados de calaveras y otros de color morado con rosas amarillas.

En estos nueve años de mandato, el primer ministro ha usado esta sencilla prenda para expresar sus puntos de vista, igual que muchas mujeres políticas han encontrado en el color blanco su forma de protesta. El "New York Times" bautizó su estilo como la diplomacia del calcetín.