EEUU

Melania Trump guarda la llave que puede hacer girar el poder

Ella es la única voz que nunca ignora el presidente. Cuando habla, él acerca el oído

First lady Melania Trump
La primera dama de Estados Unidos, Melania TrumpJacquelyn MartinAgencia AP

El mundo espera una jugada maestra de Donald Trump para conseguir un acuerdo que permita vislumbrar la paz en su reunión con Putin esta semana. Y podría ser que quien tenga esa ficha en la manga sea Melania Trump. Es la única voz que nunca ignora el presidente estadounidense y, desde un lugar a la sombra, estaría redefiniendo el poder en la Casa Blanca.

Su influencia es poderosa: cuando ella habla, él acerca el oído. Es lo que sugiere la prensa británica después de la visita de Trump a Escocia, donde jugó al golf en su complejo Trump Turnberry antes de recibir a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al primer ministro Keir Starmer.

Los mandarines de Whitehall deberían mirar más hacia Melania, dice «The Guardian» en un artículo que titula «Ella es la que importa: la creciente influencia de Melania en Donald Trump». No solo los altos funcionarios británicos, cualquiera de los burócratas que ocupan posiciones de liderazgo y toman decisiones deberían tener en cuenta el factor Melania y su gran capacidad para ajustar la dirección de su poderoso esposo.

Durante décadas, cada primera dama ha ido perfilando su manera de estar en la Casa Blanca. Desde la filantropía, la moda o las causas sociales. Como embajadoras, mensajeras y protectoras, casi siempre han sido la imagen más humana y empática de los presidentes estadounidenses. Melania es un enigma que vamos descifrando. Es la mano invisible que, antes de salir a escena, corrige la postura de unos de los mandatarios más impulsivos e imprevisibles.

Melania Trump con Donald Trump en Texas.
Melania Trump con Donald Trump en Texas.Gtres

Es el propio Trump quien hace pensar que las palabras de su esposa podrían ser decisivas en el futuro de Ucrania y Gaza para moderar sus posturas o frenar ambiciones en los conflictos actuales. Cambió de inmediato su pensamiento sobre Gaza cuando ella declaró que los palestinos están muriendo de hambre. Reconoció también que fue ella quien le hizo ver que Putin podría no haber sido del todo sincero cuando le expresó su voluntad de acuerdo de paz en Ucrania. Ya en 2018, suavizó su política cuando su esposa calificó públicamente de «desgarradora e inaceptable» la separación de los niños migrantes de sus padres. «Le doy mis consejos, y a veces me escucha, a veces no, y eso está bien», reconoció en la presentación de sus memorias.

Desde el primer mandato de Trump, la primera dama ha sido sometida a un severo escrutinio por parte de los analistas políticos, expertos en lenguaje no verbal y periodistas. Su aparente frialdad, sus gestos de desaire hacia su esposo o los besos al aire han sido motivo de burla en las redes sociales y han alimentado teorías conspiranoicas. Quizá la historia tenga que reconsiderar todo ello y reevaluar la figura de Melania. «La primera dama ha hecho de la rectitud de negarse a divulgar los secretos de su alianza política una virtud. Cuanto más habla él, menos suele decir ella», se lee en el artículo mencionado.

La fotógrafa belga Régine Mahaux, retratista de la familia Trump de 2008, lo expresa con otras palabras: «Ella siempre está en el lugar correcto. Su marido es quien está ante los focos; ella no los necesita es fuerte. Es una excelente número dos». Y tiene, como ya advirtió en su biografía, sus propios pensamientos.