Mal momento

La secuelas de Aran Aznar tras la paliza de su ex: “Tengo tornillos, pero lo peor es lo psicológico”

La sobrina del ex presidente del Gobierno atraviesa una de las peores rachas de su vida

Aran Aznar en 2015
Aran Aznar en 2015GDG©GTRESONLINE

Fue el pasado diciembre cuando la revista “Semana” dio a conocer la dramática situación que atravesaba Aran Aznar, sobrina del ex presidente del Gobierno José María Aznar. La mujer se encontraba a punto de ser desahuciada y aseguraba que había sufrido violencia de género por parte de su expareja, quien le habría propinado una paliza tan fuerte que necesitó pasar por quirófano. Algo más recuperada, aunque todavía con muchos baches por delante, ahora es ella misma quien confiesa cómo se encuentra.

“A ver, las cicatrices están porque lógicamente tengo placas y tornillos. Hice las rehabilitaciones y todo, pero lo que más cuesta es el tema psicológico. Con los servicios sociales, que son encantadores, ellos tienen psicólogos y me han estado ayudando mucho. Ya he empezado a hacer un poquito de vida social, voy saliendo”, comienza explicando Aran Aznar, que lamenta que lo que peor lleva es volver a confiar en los hombres: “He engordado bastante porque ha habido mucho reposo, y luego la depresión. Lo que más cuesta es volver a confiar o el fiarte de la gente. Yo ahora mismo estoy trabajando en eso, en volver… Un hombre, ahora mismo, que ni se me acerque”.

Aran Aznar, la sobrina del ex presidente de Gobierno, avisa que se pasa al porno
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Sobre la relación que mantiene con su tío, José María Aznar, Aran asegura que no lo ve desde el funeral de su padre, que tuvo lugar hace dos años, aunque entiende el distanciamiento y no espera nada de él. “Él no se tiene que apiadar de nada, él tiene su vida. Tengo más tíos y no les pido ayuda, yo me tengo que sacar mi vida, no tiene la obligación. No es que le justifique, es que no necesito… no tiene él que encargarse de mi con 48 años que tengo”, expresa.

A pesar de la dura situación por la que ha pasado, Aran se muestra optimista y confía en que podrá “salir adelante”. Celebra que todavía “queda algo” de dinero para poder mantenerse a ella y a sus hijos, y espera conseguir un trabajo dentro de poco: “Yo la esperanza no la pierdo, seguiré buscando, luchando y a mis contactos pasándole currículo, los que yo piense que pueden conocer”.