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Selena Gómez y Vanessa Hudgens se divorcian de Disney con «Spring Breakers»

Selena Gómez y Vanessa Hudgens, estrellas infantiles del Disney Channel, cortan por lo sano con la ingenuidad, o más bien por lo insano, y se van de viaje de estudios en "Spring Breakers".

Selena Gómez y Vanessa Hudgens, estrellas infantiles del Disney Channel, cortan por lo sano con la ingenuidad, o más bien por lo insano, y se van de viaje de estudios en "Spring Breakers", la nueva experiencia psicotrópica de Harmony Korine en la que las actrices crecen a ritmo de sexo, drogas y música pop.

"Para mí era definitivamente la primera experiencia de este tipo y me siento muy honrada. He hecho y he disfrutado con mi programa de televisión y era perfecto para ese momento. Pero esto era lo que quería hacer por mí misma, para ver lo lejos podía llegar como actriz", explica a Efe Selena Gómez.

"Spring Breakers"es, en cierta manera, esa maldición Disney que condena a sus niños prodigios a acabar víctimas de las drogas y el alcohol hecha catarsis cinematográfica.

"Simplemente estamos creciendo, nos estamos haciendo mayores. Es el momento de lanzarnos y esta película es una oportunidad única en nuestras vidas para hacerlo", añade Vanessa Hudgens, curtida en la escuela de "High School Musical"y ahora rubia platino dispuesta a pasarse en bikini todo el filme.

"Spring Breakers"se presentó en la última Mostra de Venecia y causó sensación entre los fans del controvertido Harmony Korine -guionista de "Kids", de Larry Clark, y director de "Gummo"-, quien define su nuevo filme como "una experiencia, postarticulada, postexplicativa. Algo cercano a un colocón. Algo hipnótico, trascendente, lleno de sonidos y colores".

Ese mundo de color, cara oculta del universo fantasioso de Disney, es, según sus protagonistas -entre las que hay que sumar a la esposa del director, Rachel Korine, y Ashley Benson, conocida por "Pretty Little Liars"- lo más parecido a vivir la propia experiencia de ese descanso primaveral que da título al filme.

Allí es donde, pese al ambiente festivo y descerebrado, Korine busca el sustento dramático y estético. "Evito cualquier cosa que sea moral, porque estoy más interesado en lo real, donde conviven la belleza y el horror. Cuando ambas cosas se encuentran, la gente se siente incómoda, pero para mí es lo más interesante", explica.

Efectivamente, ese viaje marcado por las drogas y el alcohol se bifurca en el momento en el que aparece James Franco y les ofrece convertir esa diversión lisérgica en un modo de vida. Y es allí donde Selena Gómez defiende que, en la época de las libertades sin ataduras, prime la capacidad de decisión de cada personaje y no el discurso exculpatorio.

"Como individuo, sea cual sea tu experiencia o viaje, tienes la capacidad de decidir qué hacer, para elegir si tu camino es uno u otro", asegura. Su personaje decide no continuar expuesta al desfase, pero sus amigas encontrarán la manera de sobreponerse e incluso salir triunfales entre narcotráfico e hiperviolencia, hasta convertirse en unas atípicas divas de cine negro.

"La juventud me gusta por eso. Porque siempre está bien. Siempre sobrevive", dice Harmony Korine, quien responde a los padres escandalizados diciendo que su película debería ser "obligatoria para alumnos y padres"y que para él la diversión es "tener un gran culo de mujer contoneándose"en su cara.

"Spring Breakers"transita dos caminos a la vez y establece un juego de espejos que abrillanta la cultura "underground"y ensucia a sus iconos pop.

"Quería hacer una película que usara la alta cultura y la baja sin distinción. Y en 'Spring Breakers' no sabes dónde empieza una y acaba otra. Ahora no hay nada 'underground', se ha destruido, todo es mucho más abierto, y todo puede ser argumentado como bueno o como malo", apunta.

"Spring Breakers", que se estrena en España y en Estados Unidos el 22 de marzo (coincidiendo con su "spring break") se sitúa en ese mismo punto: entre lo aberrante y lo deslumbrante. Hace malabares con el concepto de calidad y de cultura basura. Juega a impulsar sus momentos dramáticos con Britney Spears y a irse de fiesta con el DJ de prestigio Skrillex.

"La podrán acusar de superficial, pero creo que es innegable que hay algo de poesía extraña en todo eso", concluye Korine.