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Tranquilas, podemitas: no os van a movilizar

Albares ha dicho con la solemnidad rococó propia de los diplomáticos: «Todos los miembros del Gobierno estamos unidos en la búsqueda de la paz, todos queremos que la paz regrese y estamos en contra de esta guerra».

La ministra de Igualdad, Irene Montero, conversa con la responsable de Derechos Sociales, Ione Belarra
La ministra de Igualdad, Irene Montero, conversa con la responsable de Derechos Sociales, Ione BelarraEmilio NaranjoAgencia EFE

Albares ha dicho con la solemnidad rococó propia de los diplomáticos: «Todos los miembros del Gobierno estamos unidos en la búsqueda de la paz, todos queremos que la paz regrese y estamos en contra de esta guerra». Lo leo y lo releo y no sé (mis eternas dudas) si se refiere a la guerra de Ucrania o a la que mantienen los socios del Gobierno, batalla que está dejando chica a la de Shakira con Piqué o a la Isabel Preysler con Vargas Llosa, que, dicho sea de paso, yo creo que no se ha debido a un problema de celos, si no de envidia: el escritor ha alcanzado la inmortalidad (miembro de la Academia Francesa) antes que ella, que va a tener que seguir años recurriendo al bótox. Imperdonable.

También ha aclarado el ministro de Asuntos Exteriores que «no se ha planteado en ningún momento nadie, ni España, ni la UE, ni la OTAN, el envío de tropas a Ucrania», o sea, que ya pueden dormir tranquilas Ione Belarra e Irene Montero: de momento nadie las va a movilizar para que conduzcan los diez tanques Leopard que Él ha prometido a Zelenski. Si al final se envían aviones, la única que corre riesgo de movilización es «Chocho Volador»: sería justicia poética. Mientras, Bolaños declara que «con su postura en la moción de censura, el PP ha involucionado al optar por abstenerse: el señor Feijóo está cada día más cerca de la ultraderecha haciendo manitas tanto con Ramón Tamames como con Abascal en reuniones secretas».

Quizá Félix insinúa con la sutileza que le caracteriza que si lo de Feijóo con Tamames y Abascal va a más, puede terminar en ménage à troi con el Tito Berni de coach. Qué fuerte.