
Situación
Las tres crisis de Cayetano Rivera
"A sus 48 años, atraviesa una etapa de cambios personales que podrían estar actuando como catalizadores de esta aparente crisis vital"

Cayetano Rivera se ha convertido esta semana en el protagonista indiscutible de la crónica social, y no precisamente por su carrera como torero. Fue detenido en la madrugada del pasado lunes tras protagonizar un altercado en un restaurante de comida rápida de Madrid, donde hizo una parada junto a unos amigos para reponer fuerzas tras una noche de fiesta. Según testigos y empleados del local, el diestro se encontraba «bebido» y mostró una actitud violenta y agresiva, hasta el punto de que cuatro agentes de la Policía tuvieron que intervenir para reducirlo. Rivera, por su parte, niega haber ofrecido resistencia y ha anunciado que emprenderá acciones legales por lo que considera un uso desproporcionado de la fuerza. «¿Qué puede salir mal?», escribía, irónicamente, horas antes en redes sociales, junto a una imagen en la que aparecía sonriente con su grupo de amigos. En las últimas semanas, Cayetano había intensificado su presencia en redes, compartiendo imágenes de sus entrenamientos y presumiendo de físico con una dosis de postureo poco habitual en él. Una necesidad de exhibirse que encaja perfectamente con algunos de los síntomas típicos de la llamada crisis de los 50: impulsividad, búsqueda de rejuvenecimiento –que se traduce en gimnasio, cambios de imagen o nuevas actividades– y necesidad de validación externa.

A sus 48 años, Cayetano atraviesa una etapa de cambios personales que podrían estar actuando como catalizadores de esta aparente crisis vital. Su retirada de los ruedos ha coincidido con su reciente separación de María Cerqueira, la presentadora portuguesa con quien mantenía una relación desde principios de 2023.
No eran pocas las penas que el torero buscaba ahogar en aquella noche madrileña que acabó por derribar el mito de que era «el tranquilo» de los hermanos Rivera.
Su detención ha desencadenado una crisis de reputación para el diestro. Se le atribuyen frases como «tú no sabes quién soy yo» y un enfrentamiento con las fuerzas del orden, algo que, según ha declarado, le duele «más que las heridas físicas». Solo el tiempo podrá curarlas. Y con ellas, quizá también consiga superar las tres crisis que ahora le acompañan: la de los 50, la sentimental y la de imagen.
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