Estreno
Gru, el villano favorito también de ella
Steve Carell («The Office») dobla al personaje en esta segunda entrega, que posee mucho amor y más minions
A Steve Carell no le hacen falta muecas a lo Jim Carrey. Basta un comentario soltado en mitad de una entrevista en grupo –«¿os habéis fijado que llevamos todos la barba igual?»– para corroborar por qué es el «jefe». El actor que ha puesto un sello personal a las «sitcom» con la inclasificable «The Office», el tipo que se midió al creador en «Como Dios», uno de los expertos, en fin, en arrancar sonrisas inteligentes que han dado la televisión y el cine «made in USA» en los últimos años, ya sea desde el «mainstream» o desde la industria independiente –ahí están joyas como «Pequeña Miss Sunshine»–, tampoco yerra en el terreno de la animación. «Gru. Mi villano favorito» fue un taquillazo y, claro, ahora llega «Gru 2», tan previsible como fresca. En esta segunda parte, el ex-villano es un padrazo hiperprotector que ya no emplea su laboratorio secreto y su ejército de minions para conquistar la Luna, sino para fabricar mermeladas. O sea, un tostón de vida. Hasta que el Gobierno lo recluta como agente secreto para desenmascarar a un megavillano que ha robado un suero capaz de convertir a los disparatados Dr. Jeckyll amarillos al servicio de Gru en voraces y morados Mr. Hyde.
«En la primera película me apoyé en el hecho de que este tipo tiene tres hijos, y la idea de ser un padre primerizo y las vueltas que da la vida son cosas que he vivido con mi mujer. Tengo una hija de 12 años que está a punto de entrar en la edad de las citas y me ronda la idea de ser un padre hiperprotector. Aunque creo que convertir a Gru en alguien más humano no me exigió ningún esfuerzo: estaba todo en el guión», asegura el actor, que tira de sorna cuando se le pregunta por qué siempre le dan papeles de tipos con problemas para relacionarse con las mujeres, como le ocurre a Gru en esta entrega –«pues no lo sé, la verdad, yo soy un semental»– y le quita hierro a las dificultades de trabajar en una película como ésta: «No hay nada difícil en hacer animación. La preparación que requiere es tan sólo aparecer en el estudio: llegas, lees el guión y das un millar de variaciones diferentes en cada línea, porque no ves a otros actores ni sabes si va a encajar. ¡Pero es divertido! Nadie puede quejarse de que sea difícil. Eso sí, puede ser un reto crear algo accesible y humano».
Comedia necesaria
Actor de género de altura, Carell cree que «la comedia siempre tendrá un sitio en nuestra sociedad. Suena pretencioso si empiezas a glorificarla mucho, pero creo que tiene su lugar: para mí es un alivio cuando algo me hace reír». Y asegura no estar preocupado porque no lleguen los premios que quizá sí le lloverían de hacer un cine más «serio»: «Tan sólo trato de realizar algo bueno, que la gente pueda abrazar. El aplauso de la crítica es siempre agradable, pero no trabajo para lograr notoriedad».
El detalle
Pequeños «robaplanos»
Aunque Gru/Steve Carell es el protagonista, los minions le roban más de un plano. «Es parte del trabajo –asume el actor–. Debo decir que vi la primera con mi familia, y todos mis hijos no paraban de hablar de los minions. Aunque estaban orgullosos de que yo al menos tenía un papel. Dicho eso, presentan un toque genial».
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