Ahorro energético

¿Cómo puedes regular la calefacción en casa para ahorrar en la factura?

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) recomienda mantener el hogar entre 20-21 grados durante el día y 15-17 grados por la noche

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En la época invernal, mantener un hogar cálido es esencial, pero la calefacción puede suponer un coste significativo en la factura de final de mes. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), casi la mitad del consumo de energía en los hogares se destina a la calefacción. Pequeños ajustes en la forma en que manejamos la temperatura pueden marcar la diferencia tanto para nuestro bolsillo como para el medio ambiente.

Los termostatos son herramientas clave para regular la temperatura en casa. Existen diferentes tipos, desde los mecánicos básicos hasta los inteligentes que se pueden controlar desde el teléfono móvil. Los digitales, comunes en viviendas nuevas, permiten fijar la temperatura con precisión, ahorrando energía. Aunque los precios varían, la inversión en termostatos inteligentes con funciones adicionales puede rondar los 200 euros.

Ubicar correctamente el termostato es fundamental. Exponerlo al sol o a fuentes de calor puede afectar a su rendimiento. Lo recomendable es instalarlo en el salón, una zona no expuesta en la que pueda medir la temperatura sin interferencias.

Determinar la temperatura adecuada puede ser un desafío. La IDAE sugiere mantener el hogar entre 20-21 grados durante el día y 15-17 grados por la noche. Cada grado adicional representa un 7% más de gasto. Ajustarse a temperaturas adecuadas y usar ropa abrigada en casa puede ayudar a reducir los gastos.

Además, establecer horarios sensatos para la calefacción es esencial. Activarla solo cuando estamos en casa y ajustarla al salir puede ser eficiente. Por la noche, apagarla o reducir la temperatura es preferible, ya que el calor acumulado y las mantas brindan suficiente comodidad durante el sueño.

No todas las habitaciones requieren la misma cantidad de calor. Ajustar la temperatura según el uso de cada espacio, bajarla cuando estamos ausentes y evitar encenderla toda la noche son estrategias eficaces. También es fundamental tener en cuenta la humedad y cerrar bien ventanas y cortinas para evitar pérdidas de calor.