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Oreja para David Mora y Pablo Hermoso de Mendoza
Los españoles David Mora y Pablo Hermoso de Mendoza cortaron las dos únicas orejas de la corrida que se celebró este sábado en Manizales (Colombia), en la que se lidiaron astados de Juan Bernardo Caicedo.
Mora dejó muy buena impronta manejando el capote ante su primero, al que saludó con unas verónicas genuflexas para lucirse luego en un quite por gaoneras. También con la muleta consiguió hilvanar Mora muy buenas tandas, aunque el animal pronto desarrolló sentido llegando a propinar dos tremendas volteretas al diestro, que no tardó en irse a por la espada con la que recetó una estocada entera.
El quinto fue un animal flojo que rozó la invalidez. En un afán por justificarse, Mora lo cuidó y el animal se fue confiando en un largo trasteo en el que el madrileño sacó cuanto se podía de un pozo prácticamente seco, rubricando todo ello con un estoconazo.
En esta su segunda tarde en la feria, Hermoso de Mendoza se las vio en primer lugar con una ejemplar que se emplazó de salida en los medios. Tras colocar tres rejones de castigo le realizó una labor en la que sobresalieron banderillas al quiebro adornadas con espectaculares piruetas y concluyó con un par de cortas a dos manos. A la hora de la verdad, necesitó de dos rejones y el animal tardó en doblar, lo que enfrió algo al respetable.
Salió en sexto lugar un manso de solemnidad que se entableró junto a un burladero negándose a embestir. Ya iniciado el tercio de banderillas, y ante las protestas del público, el presidente ordenó devolver al animal a los corrales. Salió en su lugar un ejemplar del hierro de DosGutiérrez. Distraído, desparramando siempre la vista, el sobrero mostró grandes dosis de mansedumbre y no colaboró apenas con el jinete que, tuvo una labor voluntariosa emborronada a la hora de matar.
Encabezaba el cartel el colombiano Sebastián Vargas, que brilló con los rehiletes ante sus dos enemigos, destacando especialmente un arriesgadísimo par al quiebro por los adentros. Anduvo decoroso ante su primero, un animal de escaso recorrido, que se fue cada vez quedando más corto hasta terminar casi parado.
El cuarto fue un toro alegre, con movilidad y repetidor, siempre en el centro del ruedo embistió sin humillar, pero sirvió para que el torero se viera a gusto y entonado en su labor. Pudo haber tocado pelo de no haber marrado con los aceros.
Plaza de Manizales (Colombia). Se lidiaron cinco toros de Juan Bernardo Caicedo, y un sobrero, sexto bis de Dosgutiérrez, bien presentados y de juego desigual. Sebastián Vargas, palmas y silencio tras aviso; David Mora, vuelta y oreja; y Pablo Hermoso de Mendoza, oreja y silencio. Tres cuartos de entrada en los tendidos.
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