Londres

Mi adorable criatura

El director regresa a sus orígenes biográficos y cinematográficos con «Frankenweenie», una entrañable historia de amistad y amor al cine

Victor Frankenstein junto a su perro Sparky, una relación como la que el director vivió de niño
Victor Frankenstein junto a su perro Sparky, una relación como la que el director vivió de niñolarazon

Con sólo 26 años, Disney despidió a Tim Burton por gastarse un dineral en un cortometraje demasiado terrorífico para los niños destinado, en un principio, a proyectarse antes de la reposición de «Pinocho». El joven realizador se fue a su casa sin trabajo ni distribución de su película, pero con el germen de un largometraje bajo el brazo. Casi 30 años después, Burton, ya un director consagrado, estrena la versión larga de «Frankenweenie», producida y distribuida por, ironías del destino, la propia Disney. El protagonista de esta historia es Sparky, un perro inspirado en el que tuvo el director de niño (al que bautizó como Pepe). De carácter autobiográfico, «Frankenweenie» resulta ser un profundo regreso a sus orígenes: además del recuerdo tierno de su mascota y las localizaciones de la película, similares a Burbank, California, donde Burton se crió, el director despliega un homenaje a todos sus singulares héroes de la infancia a través de los personajes: Victor Frankenstein, Elsa Van Helsing, Edgar «E» Gore y Mr. Burgemeister remiten a los clásicos de terror de los 30 como «Frankenstein» y «Drácula». Ayer llegó a las salas y al Festival de cine de Londres, donde Burton habló con LA RAZÓN sobre su proyecto más personal de lo últimos años.

Ni tan oscuro, ni tan friki
Contra todo pronóstico, en las distancias cortas Burton ni es tan raro ni tan «oscuro». Al menos, no tanto como aparenta. «De pequeño quería ser un científico. Tenía ese tipo de inquietudes. Sólo porque te gustan las películas de monstruos la gente ya cree que eres raro. ¿Por qué no pensamos lo mismo de los que le gustan los musicales o los westerns?, me pregunto. A veces te sientes un poco aislado, aunque lo llevas bien. Pero no era un completo friki... También hacía deporte, no era el mejor, me apañaba. Tenía compañeros de clase mucho más raros que yo», confiesa el cineasta, que en «Frankenweenie» establece un paralelismo entre el oficio de un director de cine con el trabajo del personaje creado por Mary Shelley: «Los directores somos una especie de Doctor Frankenstein. Juntamos piezas y construimos cosas. Por eso también me apasionaba la ciencia», añade, y se empeña en seguir desmontando tópicos sobre su extensa y peculiar filmografía: «Creo que nunca he hecho una película de miedo, aunque lo he intentado en muchas ocasiones».

En la estela de «La novia cadáver» (2005) y «Pesadilla antes de Navidad» (1993), Burton regresa con este filme a la técnica del «stop motion» al que le añade 3D y le quita el color: «Me encanta el blanco y negro, no para todo; sin embargo, creo que, de una manera extraña, tiene una apariencia más real. Tampoco el 3D es necesariamente bueno, pero para mí, sobre todo en "stop motion", refleja el trabajo del artista más adecuadamente. Así que el blanco y negro, el 3D y el stop motion se convertían en una combinación maravillosa», asegura Burton.

Vulnerable al fracaso
El «stop motion», es decir, la creación de movimiento a partir de la sucesión de imágenes estáticas, da fuerza a la idea del cineasta- creador que Burton defiende: «De alguna manera, la cinta trata sobre el poder de crear algo de la nada, que es lo que más me atrae de esta técnica. Es coger una marioneta inanimada y hacer que cobre vida», afirma. Son muchas las criaturas a las que este Doctor Frankenstein se la ha dado, pero no todas con el mismo éxito. Por muy exitosa que haya sido su carrera, todavía siempre la presión, seguramente aumentada en esta ocasión por la fría acogida de «Alicia en el país de las maravillas» (2010) y «Sombras tenebrosas» (estrenada también este año). «Claro que me preocupa lo que gente piensa de mis películas: siempre te sientes vulnerable y expuesto. Dedicas mucho tiempo a algo que te importa, incluso en aquellas historias que no son tan personales como ésta te preocupas», confiesa, y, sin que nadie le pregunte, él mismo saca a colación «Sombras tenebrosas»: «No me parece que fuera un desastre, aunque sí leí cosas así. Recuperar el dinero invertido y ganar alguno más sea no está mal», añade.

¿Qué será de «Frankenweenie»? «Nunca se sabe si la película va a triunfar. He oído a niñas de 10 años decir que les encantaba "Sweeney Todd"y, a otros, que a sus perros les gustaba ver "Ed Wood"... Existen diferencias en la recepción en Estados Unidos y Europa, pero nunca me atrevería a decir dónde va a funcionar mejor». Resta averiguar si Burton es rencoroso. ¿Es esta película una venganza? «(Ríe) Cuando hice el corto Disney era otra empresa, además se vivía el peor momento de animación de la historia. Al menos tuve la oportunidad de realizarlo». Reto superado.


HOLLYWOOD, UNA RELACIÓN DIFÍCIL

Como con Disney, su relación con Hollywood se mueve entre el amor y el odio. Quizá por haber sido un adelantado a su tiempo o por empeñarse en hacer triunfar un universo tan particular como el suyo, Burton (en la imagen, con uno de los prototipos de esta película) no siempre tuvo las cosas fáciles desde el punto de vista de la industria. Ni siquiera aupado por un éxito precoz. «Hollywood no está confundido conmigo; yo me confundo a mí mismo. Desde el punto de vista del negocio, todo es arriesgado. A veces, los estudios ven como algo seguro algunos proyectos, pero, a la vez, no se trata de una ciencia exacta. Intentar asegurar el éxito es su trabajo, y yo tuve la suerte de haber disfrutado de cierto éxito. Pero incluso cuando esto ocurrió no supuso ninguna garantía. Después de hacer "Batman", todo el mundo me pedía demasiado dinero para mi próximo proyecto. En otras palabras, seguía teniendo problemas para conseguir financiación. Cada proyecto es una lucha», explica el director.