Medidas económicas

La crisis

La Razón
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Cincuenta euretes me ha costado llenar el pequeño depósito de mi citroen C3. El barril de Brent llegaba ayer a los 116 dólares y, sin embargo, sigue lejos de los 150 dólares que llegó alcanzar en 2008. ¿Por qué, entonces, la histeria del Gobierno? Lleva dos semanas dando la murga al ciudadano con medidas imposibles. Circular a 110 en un tramo de carretera con curvas es incluso rápido, pero hacerlo en autovía plana y sin obstáculos es tedioso, y contraría el sentido común. Los coches son cada vez más potentes y sofisticados y las estadísticas demuestran que los accidentes se producen en vías de doble sentido y en zonas antiguas o de mala ingeniería. Pues nada, pisando huevos en autopista. Los ministros repiten que hay que apagar las luces, usar bombillas de bajo consumo y restringir la calefacción. Los resultados finales de todas las medidas son paupérrimos. ¿Qué necesidad tiene un Ejecutivo hundido de fastidiar al contribuyente? Para mí que nos quieren insuflar la paranoia de la Crisis del Pertróleo. Mi infancia –y por tanto la de Zapatero– transcurrió en crisis: todo estaba caro, no había trabajo juvenil y la industria estaba estancada por culpa de la crisis. Y por la crisis nadie reclamaba responsabilidades a los gobiernos de Franco y subsiguientes. Rodríguez Zapatero sueña con volver al 73, a esa situación de precariedad petrolífera mundial que le permita sacudirse responsabilidades personales. Por esa misma razón va de un lado a otro por Oriente Medio. Es su forma de representar que el mal está fuera y volver a la infancia idílica sin culpa.