Sevilla
Se tiene que ir
A Zapatero le han dado una patada en el culo de sus candidatos. Pero la patada –siempre en el sentido figurado–, se la han dado a él. Las elecciones autonómicas y municipales del pasado domingo han tenido que resultar dolorosísimas para los socialistas. Zapatero dio la cara, pero no el paso. El paso es irse. Tiene un año para seguir hundiendo a España. Permanecer es legal, pero no legítimo. Los resultados del domingo deslegitiman cualquier legalidad previa. Reconoció el desastre pero no abrió su puerta de salida. No se puede gobernar con los resultados electorales del 22 de mayo sobre la mesa. Sólo mantienen Extremadura, donde han perdido. Y por un escaño prestado. Esperanza Aguirre ha machacado a «Invictus». A partir de ahora es «Victus». Gallardón ha obtenido una nueva mayoría absoluta, aunque ha perdido tres escaños. Madrid se ha convertido en el motor de España, a pesar de haber sido maltratada por el Gobierno de Zapatero. El mapa de España, exceptuando Cataluña y las tierras vascas entregadas por el Tribunal Constitucional a los esbirros de la ETA, hoy se ha tintado de un solo color. Contra eso no se puede seguir gobernando. Tiempo tiene para dimitir, convocar elecciones generales y organizar sus primarias, que van a ser de órdago a la grande.
Más de dos millones de votos de diferencia entre el PP y el PSOE. Veinticuatro estadios Bernabéu abarrotados de público. Muchos estadios y demasiado público. Sorprendente la aparición de UPyD. Izquierda Unida ha cosechado algunos votos de más, y ha perdido Córdoba. En Barcelona, el PP se ha convertido en la llave de la alcaldía. Cascos ha ganado. Se veía venir. El apoyo del PP es lógico. Pero bien haría Rajoy en pedirle cuentas a los que han montado el tinglado en Asturias. Camps y Rita Barberá han arrasado en Valencia. Los trajes que no se sabe si existieron han importado menos que los ERE andaluces que sí se cobraron. Castilla-La Mancha supone el gran triunfo de María Dolores de Cospedal. Y ha ganado con una diferencia notable. Bauzá en Baleares. Soria en Canarias. Los de siempre, aumentando la ventaja. Herrera en Castilla-León. Valcárcel en Murcia, Vivas en Ceuta, Imbroda en Melilla, Sanz en La Rioja. Navarra, con UPN necesitada de pactar para no ceder el Reino a los facinerosos. Los facinerosos están ahí porque Zapatero lo pactó y manejó a seis magistrados del Constitucional. Ya no escribo sus nombres. Allá ellos y sus conciencias. Cantabria de nuevo para el PP. Ignacio Diego ha roto la alianza de Revilla y Gorostiaga. El PSOE se ha pegado en la vieja Montaña un morrón como el de «Victus» en Madrid. Zoido, alcalde de Sevilla. Sevilla es mucha Sevilla. Y las autonómicas andaluzas ahí esperan. Rudi en Aragón. No ha tenido tanta fuerza el mensaje del cartel de doña Eva que tanto entusiasmó a Zapatero. «Eva, presidenta». Pues no.
Y vuelvo a Madrid. Aguirre ha sido la gran triunfadora. También Rajoy, que ha demostrado que la tranquilidad –tuvo mis críticas– da buenos resultados en una sociedad intranquila. Lissavetzky ha perdido con señorío, y su amigo Rubalcaba no parece tener excesivas ganas de estar en las primarias. No tienen gente. Además, ahora toca colocar a los que se han quedado a dos velas, y en ese menester se pierde mucho tiempo. El PP ha borrado del mapa al PSOE, y el Gobierno de un partido borrado del mapa no puede seguir gobernando el mapa. Hay que saber hacer las maletas a tiempo. Los españoles se lo han dicho alto y claro. Y «Victus» al traumatólogo. ¡Vaya morrón!
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