España
Zapatero se presenta como un mártir de la crisis
No anuncia nuevas medidas y promete reforzar el Estatut
El debate más díficil; la soledad no deseada, las huestes, desmoralizadas; los vandazos en política económica; las promesas incumplidas; el ajuste social más duro de la democracia; la huelga general que se avecina; las perspectivas electorales por los suelos; la desconfianza ciudadana, la irritación de Cataluña..., y, contra todo pronóstico, salió inexplicablemente vivo. Es probable que ni venciera ni convenciera, pero el Zapatero, abatido y plúmbeo que por la mañana se presentó en el Congreso, sin conejos ni chisteras, y sin más propósito que reconciliarse con Cataluña y con los sindicatos, por la tarde tornó. Y en su combate con Rajoy decidió envolverse en la bandera de España para erigirse en mártir político de la peor crisis económica que se recuerda: «Si hubiera colisión entre lo que necesita mi partido y lo que necesita España, optaré por lo segundo. Yo he elegido mi camino: tomaré las decisiones que España necesita aunque sean difíciles, cueste lo que cueste y lo que me cueste» . Fue su táctica contra un Rajoy que no tuvo compasión con el adversario, que pidió por tres veces elecciones anticipadas, que desconfió de las ofertas de acuerdo y que acusó al presidente de aplicar y defender lo contrario de lo hecho, prometido y anunciado. El líder de la oposición no halló más respuesta a su órdago electoral que el desafío de Zapatero a que presente una moción de censura «si tiene programa y valor para explicarlo». Rajoy le replicó con insistencia: «Su tiempo se ha agotado y lo sabe. Ahora pide imposibles para retrasar lo inevitable. Y no está en condiciones de gobernar. El mejor servicio que puede hacer a este país, es disolver el Parlamento y convocar elecciones».Fue un debate equilibrado, intenso, duro y en ocasiones bronco. Varias veces tuvo que aplacar el presidente Bono el «entusiasmo» y los improperios lanzados desde las respectivas bancadas. Fueron las menciones a las elecciones anticipadas y al Estatut de Cataluña los momentos más tensos del cara a cara. Porque si sobre el primero asunto Zapatero acusó a Rajoy de pensar sólo en su interés político y de no querer alcanzar acuerdos sólo por interés electoral, sobre lo segundo el presidente hizo responsable al PP de la irritación. El líder del PP, que ha elegido el perfil plano después de la sentencia del TC, pidió tan sólo mirar al futuro, «buscar un proyecto común en el que quepamos todos y en el que no se juegue a dividir sino a sumar». El presidente salió como un resorte para reprochar a Rajoy «la desfachatez» de sus palabras después de «atacar durante cuatro años» el Estutut porque «pensó que le venía bien en el resto de España».De Cataluña y el Estatut se habló mucho por la tarde, pero también en el discurso inaugural de Zapatero de por la mañana. No habían transcurrido ni tres minutos de subida a la tribuna cuando abordó de lleno el asunto para ofrecer lo único que puede ofrecer, las modificaciones posibles dentro del marco legal que fija la sentencia del Constitucional. Precisó: «Evaluaré la posibilidad de que algunos de los aspectos que han sido declarados inconstitucionales no por razones de fondo, sino de tipo de norma aptos para regularlos, puedan ser abordados, como indica el propio Tribunal, por el cauce constitucionalmente procedente». Fue una delcaración medida y precisa para allanar, sin duda, el camino de su encuentro con Montilla y para aplacar los ánimos de los 25 diputados del PSC integrados en el Grupos Socialista. Luego, se centró en repasar todas las medidas puestas en marcha en el terreno económico desde hace un año. Sus palabras sonaron a resumen del resumen de lo ya dicho en los 12 debates económicos celebrados en el último año, con ligeros aderezos para llamar a la colaboración y el pacto con los partidos, sobre todo en dos ámbitos, la reforma laboral y la de las pensiones. «Estamos en un momento trascendental, crucial. Tenemos que culminar esta transición cuanto antes porque de esto va a depender nuestro bienestar, el de ahora y el de las próximas décadas», dijo antes de su invocación al «esfuerzo colectivo». No hizo anuncios ni propuestas. Todo queda relegado a los PGE para 2011, pero sí afirmó estar dispuesto a cumplir a rajatabla el compromiso con la reducción del déficit y la austeridad.Desconfianza masiva fue la que encontró el presidente en Rajoy, pero también en el resto de grupos. En CiU, desde luego, pero también en el PNV. Si Durán i Lleida le acusó de no ser créible ni en materia económica ni autonómica, el vasco Erkoreka le dijo que su proyecto se ha desplomado. Zapatero no tiene ya quien le crea, aunque ayer saliera vivo.
Los ejes del discurso
1. Esfuerzos colectivos Reconoce que ha tenido que tomar decisiones «difíciles» y criticó a la oposición por no apoyarle. Además, advirtió de que en 2011 habrá que hacer nuevos esfuerzos. «Esto es una tarea de país».
2. Guiños a la izquierdaDurante su discurso trató de acercarse a la izquierda y mostró su apoyo a los sindicatos. Todo con un fin: buscar el consenso.
3. ReformasDestacó que para seguir en la senda de la recuperación es necesario mantener las reformas que se están llevando a cabo.
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