Sevilla
Torrijos sufre su peor tormenta municipal
Como en la vida misma, en política los silencios valen más que mil palabras. El portavoz municipal y candidato de Izquierda Unida, Antonio Rodrigo Torrijos, está pasando por uno de sus peores momentos en el Ayuntamiento, así que el mutismo se ha convertido en su único refugio bajo la tormenta desatada por su compañero Carlos Vázquez, el delegado comunista de Economía y Empleo «repudiado» por el sector empresarial de la ciudad debido a su presencia en un piquete que causó daños en el bar El Serranito durante la huelga general del 29 de septiembre.
Pese a ser la cabeza visible del Grupo municipal de IU y primer teniente de alcalde, Torrijos tardó una semana en hablar sobre un incidente que mantiene en pie de guerra al colectivo hostelero local y, cuando lo hizo, se limitó a suscribir las palabras del propio Carlos Vázquez, en las que condenaba la violencia pero, al mismo tiempo, mostraba su «orgullo» por participar en un piquete que excedió sus labores informativas y que provocó destrozos en un establecimiento hostelero.
Aficionado a los discursos profusos, tan escueta valoración sobre esta crisis «ciudadana» del Gobierno municipal por parte del primer teniente de alcalde únicamente refleja su inquietud. Según pudo saber LA RAZÓN de Sevilla, Antonio Rodrigo Torrijos está seriamente preocupado por las consecuencias del «piquetazo» sobre la gestión municipal, la relación con los socios socialistas y su candidatura para las elecciones de 2011.
Torrijos es consciente de la manifiesta «torpeza» del concejal no electo al equilibrar, sin éxito, sus principios con las tareas de gobierno y, especialmente, al defender después con toda convicción su impasibilidad ante los violentos. A nivel interno, los círculos comunistas que mantienen una ciega obediencia hacia Carlos Vázquez llevan días aplaudiendo la actitud de su «mentor», pero el portavoz municipal de IU sabe que el malestar crece entre otros sectores de izquierda dentro de la misma coalición, una desazón que se convierte casi en «bronca» en el caso de los socios del PSOE.
Pero, sobre todo, Torrijos tiene claro que el perjuicio electoral que sufra su candidatura debido a los excesos de Carlos Vázquez –aderezados con el procesamiento judicial de la delegada de Participación Ciudadana, Josefa Medrano, por prohibir un homenaje literario a Agustín de Foxá– es el precio que tiene que pagar por los compañeros de viaje que eligió. En estas condiciones, su estrategia –y la de sus socios socialistas– es el silencio hasta que amaine el temporal. Su problema, que los empresarios no dejarán salir el sol hasta que alguien se moje.
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