La UE no tira por César Lumbreras

Algunas cosas que suceden en la UE no tienen nombre. Resulta que en una Cumbre Europea celebrada a principios de verano se llegó a una serie de acuerdos, que se debían plasmar en decisiones concretas, al margen de que afecten a España, como es el caso, o no. Y resulta que pocos días después, tres gobiernos de otros tantos estados miembros, que habían dado su aval, se echaron atrás y dijeron que, de lo dicho, nada. Y así han seguido, erre, que erre. Estoy hablando de Alemania, Finlandia y Holanda. Pero, ¿qué confianza vamos a tener los ciudadanos de a pie en el funcionamiento de las instituciones de la UE cuando sucede esto? He puesto a trabajar mi memoria, con muchas cumbres europeas a cuestas, he buscado en mis papeles y he repasado las hemerotecas y no he encontrado otra situación similar. Que la crisis económica y financiera que se instaló entre nosotros hace más de cinco años ha puesto a la UE contra las cuerdas es un hecho evidente, que las instituciones de la UE no han estado a la altura de las circunstancias también lo es, pero, quizás, lo más grave de todo sea que no hay al frente de las mismas y de los estados miembros auténticos estadistas, con sus virtudes y sus defectos. ¿Dónde están los Delors, Mitterrand, Kohl, González o Aznar que, defendiendo los intereses de sus países, tiraban también del carro comunitario y cogían el toro por los cuernos y, sobre todo, mantenían contra viento y marea las decisiones que habían adoptado y honraban los pactos alcanzados? Se dirá que ésta es una crisis de caballo, y es verdad. Por eso se nota todavía más la falta de auténticos líderes.