Economía
«Los planes del Consell demuestran la ineficacia y el descontrol del gasto»
Valencia-La Conselleria de Sanidad ha renunciado a su plan de privatizar toda la gestión sanitaria por la figura de una consultora que le ayude a controlar el gasto, ¿un paso adelante o hacia atrás?
- Lo que demuestran ambos planes es la existencia de una gran bolsa de ineficiencia y un gasto incontrolado en la Conselleria. Lo que es totalmente reprobable y por lo que habrá que pedir responsabilidades a quien nos ha llevado a esta situación. El hecho de recurrir ahora a operadores externos deja en evidencia a los gestores, a los actuales y a los pasados.
-La consultora externa investigará dónde está el fallo e informará a Sanidad, que será la que tome las decisiones ¿Cree que será así?
-Me parece kafkiano ¿Quiere decir la Conselleria que con 400 funcionario en servicios centrales, con las direcciones territoriales de las tres provincias, con un organigrama desproporcionado -conseller, jefe de gabinete, secretario general, secretario y subsecretario autonómicos, seis directores generales, 16 subdirectores generales, tres directores territoriales, más todos los cargos propios del funcionariado, asesores y consultorías externas- no han sido capaces de ver por dónde se les escapa el dinero? Tendrán que hacérselo mirar, porque es muy fuerte.
-¿Y dónde cree que está el agujero?
-Un ejemplo. Cuando se puso en marcha el copago sanitario, se descubrió que existían 150.000 tarjetas SIP activas de personas fallecidas que eran utilizadas por su familiares. Si yo fuera el responsable de esto, inmediatamente hubiera presentado mi dimisión. Que a estas alturas del siglo XXI no hayan sido capaces de conectar el sistema de información poblacional con el Registro Civil y el INS para retirar estas tarjetas, es muy grave. Eso les deja en muy mal lugar como gestores. Acusan de esta mala gestión a los directores o gerentes de área, pero si es así, la responsabilidad hay que exigírsela a quienes les nombran. Habría que pedir a los directores generales que den cuenta de en qué ha mejorado su área desde que están en su puesto y ver si realmente ha sido así.
-¿Dónde y con quién acaban esas responsabilidades?
-Cuando a la población se le piden sacrificios, los primeros que deben dar ejemplo son los políticos. Estamos no solo decepcionados, sino también molestos y muchísimas veces desmotivados porque la ineficiencia tiene un responsable último.
-¿Cree que el conseller (Luis Rosado) lo está haciendo bien?
-No es un problema de una persona. Esto lleva mucho tiempo arrastrándose y son muchos los responsables. Enmendar en un año lo que se ha hecho en veinte es complicado, pero lo que es cierto es que, cuando llegó al cargo, Rosado lo primero que debía haber hecho era ver quién de su equipo directivo hacía las cosas bien y quién no servía para nada.
-Se lo pregunto de otro modo, ¿opina que debería dimitir?
-El que debe poner orden en Sanidad es el presidente de la Generalitat y, a partir de ese momento, lo que toca es un organigrama tecnócrata de gente que conozca todas las áreas de nuestro sistema, especialmente las económicas. Sobran cargos de oropel y de representación. Seguro que Telefónica tiene menos directivos que esta Conselleria, y funciona bien. La sanidad no puede estar en manos de personas del partido o de amigos. El presidente Fabra dijo que había que reinventar la Administración, pues los médicos estamos todavía esperando que lo haga. No puede ser que quien esté tomando las decisiones lleve años sentado en una mesa de despacho y sin pisar la calle y el mundo real.
-El nuevo modelo habla de incentivar a los médicos ahorradores ¿cómo se hace eso?
-Aún no lo tenemos claro. En todas las reuniones que el conseller ha tenido con nosotros no ha sido capaz de explicar qué objetivos de ahorro y exigencias se van a exigir, pero tenemos clarísimo que un médico no va a querer cobrar ninguna productividad que afecte a la calidad del servicio que presta. Nos lo impide nuestro código deontológico. En ningún momento vamos a traicionar los principios básicos de la profesión.
-Alguna voces críticas temen que aplicar una tarifa plana a los servicios que presta la empresa privada -hemodiálisis, resonancias magnéticas, terapia respiratoria...- mermará la calidad asistencial.
-De todo eso que se pretendía externalizar, la mayoría ya está externalizado. De hecho, muchas de las empresas contratadas, subcontrataban a su vez ¿No nos hubiéramos ahorrado mucho dinero si no hubiéramos tenido tantos intermediarios? Cualquier aspecto que pudiera negociar una empresa, como la tarifa plana, podría haberlo negociado mejor la Administración. Por ejemplo, las centrales de compra han estado funcionado, ¿qué quieren decir ahora con el cambio? ¿que funcionaban mal? Entonces habrá que pedirle cuentas al responsable, a la persona que en un momento dado optó por una solución de externalización, de tarifas planas y de contratos globales. Habrá que pedirles que se vayan a otro sitio a gestionar, porque está claro que no sirven.
-¿Recelan cuando aseguran que no tocarán las «batas blancas», que el personal no corre peligro?
-Bata blanca lleva desde un celador, hasta un médico. Lo único que me gusta de esa afirmación es que al final los únicos que lleváramos bata blanca fuéramos los médicos, pues es algo que se ha perdido y también contribuye a la eficiencia del sistema, porque la autoridad moral se merma muchísimo cuando todos están metidos en el mismo saco. Pero creo que, tarde o temprano, alguna empresa adjudicataria va a querer algún tipo de control sobre el médico. Entonces se toparán con que todos le reprocharemos a Sanidad la falta de previsión.
-¿Cómo llevan los recortes en las nóminas?
-Mal. No somos funcionarios, somos personal estatutario con un régimen propio. Jamás nos han equiparado con el resto de funcionarios cuando se trataba de beneficios, pero sí cuando ha tocado bajarse el sueldo.
-Y ahora les quitan la paga extra de Navidad.
-De momento es solo un anuncio, cuando se formalice, recurriremos la decisión alegando que dicha paga comienza a generarse en el mes de junio y el decreto es de mediados de julio. Con efectos retroactivos no la van a poder suprimir.
-¿Faltan o sobran hospitales?
-Estamos sufriendo los errores del pasado. Hubo una planificación de hospitales con criterio electoralista y no con el sanitario. El de Manises no hacía falta, el de Llíria (construido pero sin inaugurar), tampoco. En cuanto a la nueva Fe, no debería haberse construido y mucho menos como un proyecto faraónico como el que es. Este centro ha hundido el presupuesto de la Conselleria y es más, el despliegue de mármoles y de pasillos no mejora la calidad de la asistencia. Eso fue una tarjeta de aires de grandeza de un Gobierno. No sirve para nada. Ahí hay millones de euros tirados que deberían haber ido a otro lado.
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